divendres, de juliol 28, 2006

Mientras la lengua se enriquece... (Traducción del anterior)

Yo, con frecuencia tan reflexivo para algunas cosas, ando estos días preocupado, y os lo quiero explicar. Repasando las palabras que he aprendido últimamente, me he dado cuenta de una cosa que produce espanto. Porque, ¿sabéis cuáles son las últimas palabras que he incorporado a mi vocabulario "de cada día"? Pues son "cayuco", "katiusha", "EPO"...

Quiero decir con esto que, una vez más, la lengua puede ser (por lo menos yo lo pienso así) un síntoma de un estado de cosas. De la misma manera que recuerdo (es una manera de hablar, evidentemente no la recuerdo) la etapa de mi vida en que las palabras que aprendí eran mami, papi, dormir o teta, o otra etapa diferente, en que el discurrir de las vidas me llevó a conocer "metástasis" o "quimioterapia", y a esas etapas van asociados conocimientos, sentimientos, acciones, ahora me pregunto qué conocimientos, qué sentimientos, qué acciones pueden ir ligados a estos términos. De los que he aprendido últimamente, no hace falta que responda por vosotros, pero os doy una pista: los sentimientos que me generan estas palabras no son de tranquilidad, ni de paz. Es decir, en qué mundo vivimos para que lo que sentimos cada día hable de muerte, de desgracias, de "juego sucio"?
De qué es, entonces, síntoma todo esto? Es algo parecido al aprendizaje de la geografía mundial: ¿no es triste el hecho de que, si no aprendiste las capitales de los países de África en el colegio ahora los aprendas por la extensión (o peor, por la eternización) del hambre, de los desastres y el hambre, o de las guerras y el hambre?
Pensad en ello, por favor: ¿dónde habéis aprendido y por qué que Mogadiscio es la capital de Somalia? Yo os confieso que en la TV, y no por un documental sobre la fauna. Ya cité una vez [en este blog] la pregunta que se hizo Benedicto XVI en la puerta de uno de los campos de concentración, de dónde estaba Dios durante los abusos de los nazis. Yo, que no soy nadie, vuelvo a decir lo mismo que pensé cuando lo leí: ¿dónde estábamos nosotros? ¿Dónde estamos ahora?
Cada día doy clases en secundaria, y cada día confío en que estos alumnos que pretenden cambiar el mundo no renuncien nunca a ese anhelo. También espero que pronto mi hijo, que acaba de nacer, aprenda nuevas palabras como "amistad", "solidaridad" o "respeto". Y si no las aprende, o si las aprende pero vive en un mundo que no las utiliza, yo le preguntaré: ¿y dónde estabas tú?

Mentre la llengua s'enriqueix...

Jo, sovint tan reflexiu per a algunes coses, estic aquestos dies preocupat, i us ho vull explicar. Repassant les paraules que he aprés darrerament, m'he adonat d'una cosa esfereïdora. Perquè, sabeu quines són els darrers mots que he incorporat al meu vocabulari "de cada dia"? Doncs són "cayuco", "katiusha", "EPO"...
Vull dir amb això que, una vegada més, la llengua pot ser (si més no, jo ho pense així) un simptoma d'un estat de coses. De la mateixa manera que recorde (és una manera de parlar, evidentment no la recorde) l'etapa de la meua vida en què les paraules que vaig aprendre eren mami, papi, dormir o "mama", o una altra etapa, en què el discórrer de les vides em dugué a aprendre "metàstasi", o "quimioteràpia", i a eixes etapes van associades coneixements, sentiments, accions, ara em pregunte quins coneixements, quins sentiments, quines accions poden anar lligats a aquestos termes. Dels que he aprés darrerament, no cal que conteste per vosaltres, però us done una pista: els sentiments que em generen aquestes paraules no són de tranquil·litat, ni de pau. És a dir, en quin món vivim que el que sentim cada dia parla de mort, de desgràcies, de "joc brut"?
De què és, doncs, símptoma tot açò? És alguna cosa semblant a l'aprenentatge de la geografia mundial: no és trist el fet que, si no aprengueres les capitals dels països d'Àfrica a l'escola, ara els aprengues per l'extensió (o pitjor, per l'eternització) de la fam, dels desastres i la fam, o de les guerres i la fam? Penseu-ho, per favor: on heu aprés i per què que Mogadiscio és la capital de Somàlia? Jo us confesse que a la TV, i no per un documental sobre la fauna. Ja vaig esmentar una vegada la pregunta que es va fer Benet XVIé a la porta d'un dels camps de concentració, d'on estava Déu durant els abusos dels nazis. Jo, que no sóc ningú, torne a dir el mateix que pensí quan ho vaig llegir: on érem nosaltres? on som ara nosaltres?
Cada dia done classe a secundària, i cada dia confie que aquestos alumnes que pretenen canviar el món no renuncien mai a eixe desig. També espere que aviat el meu fill que acaba de néixer aprenga noves paraules com ara "amistat", "solidaritat" o "respecte". I si no les aprén, o si les aprén però viu en un món que no les utilitza, jo li preguntaré: i on estaves tu?

dissabte, de juliol 22, 2006

El inglés en mil palabras (o casi). Traducción del anterior.

He oído últimamente en la radio un anuncio de una empresa para aprender inglés en 1000 (léase, si se quiere, mil) palabras, y que al tiempo defiende una funcionalidad avalada por la experiencia. Enseguida me ha venido una reflexión (los amigos me sabréis reflexivo): yo, como profesor de valenciano que soy, ¿qué palabras incluiría en esa lista a partir de la cual una persona ya "sabe" hablar el idioma, en este caso, de Ausiàs March?
Empecemos por partes: la primera de las cuestiones es que supongo que además de las palabras (recordemos, mil, ni una más necesitamos) enseñará el curso también cosas tan "funcionales" como son el género, masculino y femenino, el número, singular y plural, los tiempos verbales... y más, de manera tal que no nos convirtamos en herederos de "Toro Sentado" (lo hubiese puesto en inglés, pero todavía no he empezado el curso de los 1000 palabros y no domino la lengua de Bienvenida Pérez)
a la hora de hablar, ya sabéis, con el "Indio no fumar la pipa [de la] paz con tu".
Una vez salvada esta pequeña inconveniencia del plural, del femenino, y el resto de los caprichos de un idioma, se me plantea el verdadero obstáculo: ¿qué mil palabras? ¿Y cuáles no incluyo, y por tanto condeno a ser consideradas inútiles, improductivas, parasitarias?
La verdad es que la situación que tiene quien tenga que hacer la lista es complicada, como poco. Empecemos por los substantivos (¿qué sería la lengua sin nombres?), porque ha de haberlos. Para facilitar las cosas, miremos los campos semánticos, esto es, agrupemos las nombres relacionados, para que esto no sea un caos. Por ejemplo, los animales. Si el total son mil palabras, calculo que los substantivos no pueden ser más de trescientos, con lo que, por ejemplo, al reino animal no le corresponden más de veinte. Pongámonos, pues, a escoger: perro, gato, burro, pato, pájaro (sí, sé que no es lo mismo una golondrina, la que no hace primavera, que un canario, el que da nombre al color, pero es que no caben todos!!!), ratón, cerdo, ternera, cordero, hormiga, mosca (mosquito es otro??? preguntémosle al zoólogo, o a mis tobillos), conejo, pollo, sepia, pescado, caballo, pavo, simio (no nos olvidemos del gran simio, puesto que conforme van las cosas, y los proyectos actuales, pronto podrían ser como de la familia, especialmente la de algunos), abeja, mariposa, y ya tenemos los veinte. Dejemos de lado tigres, leones, elefantes, pingüinos, y muchos más porque, como no los podemos ver cada día (por lo menos, yo no los veo), los supongo "poco útiles" para uno de estos programas de aprendizaje digamos agresivo.
Después de todo, si me perdonáis la imagen, se me aparece la cara de Noé, decepcionado por una elección tan restrictiva. ¿Para esto, todo el viaje? Sí, ya sé que ahora está de moda Kavafis, y aquello de que lo que importe es el propio viaje y no el destino. Pero hay que tener en cuenta que Kavafis no se tuvo que enfrentar a un diluvio que, además, fue universal. De hecho el poeta griego no vivió ni la "Riuà", la inundación de València del 59.
Sinceramente, tampoco me imagino a Noé a la puerta del arca (al fin y al cabo era suya) haciendo de "segurata" para decir a los animales "tú sí subes" o "tú te ahogas", que sólo caben veinte. De hecho, con tanto animal, seguro que se colaría alguna bestezuela para la que, por desgracia, ya no quedaría nombre.
Bueno, ¿y las plantas? ¿Y las herramientas? ¿Y los objetos? Recordad que dejábamos 300 nombres, y nos los tenemos que repartir. No podemos dejar de lado palabras como "amigo", "madre", "dinero", y un largo etcétera. Por el bien de la buena educación, apartaremos las palabras malsonantes, pero así y todo no nos salen las cuentas. Porque nos quedan todavía los verbos, tan necesarios para decir que existimos, qué somos, qué hacemos; los adjetivos, para decir cómo somos o cómo son las cosas; los pronombres, para no repetirnos; las preposiciones, para distinguir quien hace una cosa de aquél al que se la hacen; las conjunciones, los determinantes, todo aquello que hace que las frases no sean de tres palabras, y se pueda distinguir esto de aquello, mío de tuyo; y los adverbios, que si no hay quien no sabe ni dónde ni cómo está.
Bueno, resumiendo, que no me sale la lista de marras. Porque ya me parece absurdo que alguien crea que aprender un idioma es algo fácil como para creer además que se reduce a mil palabras, y basta. Y eso sin contar con los juegos de palabras, los equívocos que nos surgen a los que aprendemos un idioma (recuerdo a un inglés que me dijo que su mujer no era un personaje importante, era una "cualquiera"). Y sobre todo sin contar con la literatura, con las metáforas, con todo lo que supone una lengua. ¿Puede que sea porque la literatura, el pensamiento, la cultura sea "poco funcional"? Así nos va. Pronto nos igualaremos al simio, y no porque estos animales eleven su coeficiente.

PD. Este texto es la traducción de la entrada anterior. No me he podido resistir, dado que he visto que mi buen amigo Manel Mora Fandos me ha incluído gentilmente en sus enlaces de su página, que sé que lee gente desde diversos puntos de la Península. Mi falta de modestia me ha llevado a pensar que tal vez alguna de estas personas decida dedicar unos minutos a mi página, y he pensado que tal vez encuentre en ella algo interesante. Gracias a todos.

dijous, de juliol 20, 2006

L'anglés en mil paraules.

Darrerament sent a la ràdio un anunci per a aprendre anglés en 1000 (mil) paraules i que a més defén una funcionalitat avalada per l'experiència. De seguida m'ha vingut una reflexió: jo, com a professor de valencià que sóc, quines mil paraules posaria en eixa llista a partir de la qual una persona ja "sap" parlar l'idioma, en aquest cas, d'Ausiàs March?
Comencem per parts: la primera de les qüestions és que supose que a més de les paraules ensenyarà coses tan "funcionals" com ara el gènere, masculí i femení, el nombre, singular i plural, els temps verbals, i més, de tal manera que no ens convertim en hereus de "Bou Assegut" (disculpeu la traducció, encara no he fet el curs de les 1000 paraules i no sé escriure-ho en anglés) a l'hora de parlar, ja sabeu, amb el "Indi voler fumar pipa [de la] paz".
Una vegada salvada aquesta petita inconveniència del plural, femení, i la resta dels capricis d'un idioma, se'm planteja el vertader entrebanc: quines mil paraules? i quines condemne perquè no estiguen en eixa llista, a ser considerades inútils, no productives, parasitàries?
La veritat és que la situació que té qui haja de fer la llista és complicada. Comencem pels substantius (què seria la llengua sense noms?), perquè n'hi ha d'haver. Per facilitar les coses, mirem els camps semàntics, perquè no siga un caos. Els animals. Si el total són mil paraules, i substantius no podem posar més de tres-cents, posem per cas, al regne animal no li corresponen més de vint. Poseu-vos, doncs, a triar: gos, gat, ase, ànec, ocell (sí, ja sé que no és el mateix una oronella que un canari, però és que no caben tots!!!), ratolí, porc, vedella, anyell, formiga, mosca (mosquit?), conill, pollastre, sépia, peix, cavall, titot, simi (no l'oblideu, perquè vist com van les preocupacions i els projectes actuals, podrien acabar sent com de la família, especialment la d'alguns), abella, papallona, i ja fan vint. Deixem de banda tigres, lleons, elefants, pingüins, i molts més perquè, com que no els podem veure cada dia (si més no, jo no els veig), els suposem "poc útils" per a un d'aquestos programes d'aprenentatge agressiu.
Després de tot, si em perdoneu la imatge, se'm representa la cara de Noé, decebut per la tria tan restrictiva. Per a això, tot el viatge?, Sí, ja sé que ara està de moda Kavafis, i allò seu que el que importa és el propi viatge i no l'arribada. Però Kavafis no hagué de fer front a un diluvi que, a més, va ser universal. De fet el poeta grec no va viure ni la "Riuà".
Sincerament, tampoc no m'imagine Noé a la porta de l'arca fent de "segurata" per dir als animals "tu sí puges" o "tu t'ofegues", que només caben vint. De fet, amb tant d'animalot, segur que s'escolaria alguna bestiola per a la qual ja no hi hauria nom.
Bé, i les plantes? i els intruments? I les persones? recordeu que deixàvem 300 noms, i se'ls hem de repartir. No podem deixar de banda paraules com ara "amic", "mare", "diners", i un llarg etcètera. Pel bé de la bona educació, deixarem de banda les paraules malsonants, però així i tot no eixen els compters. Perquè ens queden encara els verbs, tan necessaris, per a dir que existim, què som, què fem, els adjectius, per a dir com som o com són les coses, els pronoms, per a no repetir-nos, les preposicions, per a distingir qui fa una cosa d'aquell a qui li la fan; les conjuncions, els determinants, tot allò que fa que les frases no siguen de tres paraules, i es puga distingir açò d'allò, meu de teu; i els adverbis, que si no hi ha qui no sap ni on ni com està...
Bé, resumint, que a mi no m'eix l'esmentada llista. Perquè ja em sembla absurd que algú crega que aprendre un idioma és una cosa fàcil com per a més creure que es redueix a mil paraules i prou. I això sense contar amb els jocs de paraules, els equívocs que sovint ens passen als que aprenem un idioma (recorde un anglés que em va dir que la seua dona era una "qualsevol", per exemple). I sobretot sense contar amb la literatura, amb les metàfores, amb tot. Potser perquè la literatura, la cultura, el pensament en general siga "poc funcional"? Així ens va. Aviat ens igualarem als simis, sense dubte, i no perquè aquestos animals pugen el seu coeficient.

diumenge, de juliol 16, 2006

Llibres recomanats

Avui, que tinc una estona, volia aprofitar per recomanar algun llibre en valencià. Concretament acabe de llegir Quan la lluna escampa els morts, d'Esperança Camps. El recomane especialment pel llenguatge, molt ric. Sense dubte de fa uns anys es publiquen en valencià llibres on destaca un domini del llenguatge que fins ara només era patrimoni gairebé únic dels Ferran Torrent, Mira, Lozano, etc. Saludem amb esperança aquesta promoció de Camps, Bodí, Vilaplana, Alapont (aquest ja du uns anys, especialment en literatura infantil). No conec amb massa profunditat el panorama editorial valencià, però pel que he sentit, sembla que aquest esforç literari d'aquestos autors és doblement admirable.
Gràcies, doncs.

dilluns, de juliol 10, 2006

El futbol és una ciència (però no és exacta)

No ho puc evitar: m'agrada el futbol. I m'agrada especialment des que he començat a entendre, no ja les seues regles, sinó el que pense que són els principis bàsics: l'estratègia, els plantejaments, l'estudi dels equips, etc.
M'agrada el futbol i em molesta (com veureu aquells que em pateixen, tot em molesta) eixa associació que es fa tan sovint entre aquest esport i el "borreguisme". Si el futbol és un esport de masses no té la culpa ell. O és que el responsable de l'ús del "pa i circ" és el pa? O el circ? Recordem que Cèsar August Germànic (Cal·lígula, per als amics, per les botetes militars -caliga- que duia quan es juntava amb l'exèrcit romà de petit) inicià el terrible costum de llençar els esclaus a les feres quan pujà el preu de la vedella; qui en tenia la culpa? Millor dit, qui n'era, el responsable? La vedella? Les feres?
El futbol és un esport d'estratègia, tan respectable com un altre joc d'estratègia, els escacs. Sobre el camp es dibuixen els atacants, els defensors, la línia central, les bandes...
I també m'agrada quan veig el futbol explicat com el que és. Fa temps que rebutge eixes retransmissions fetes per antics jugadors, com si haver jugat a futbol et capacités per a emetre júdicis clars i intel·ligents sobre tot el que passa a un camp. Els periodistes per a la tasca periodística, i els futbolistes a jugar. Al cap i a la fi, si em disculpeu la comparació, seria com si el major especialista en administrar justícia fóra el Vaquilla, el Tempranillo o Andy Dufresne. Gaudisc de comentaristes com ara Maldonado, qui converteix els comentaris en explicacions serioses, quasi en ciència. Recorde ahir la final del Campionat del Món: abans de l'errada de Trezeguet pronosticà que el davanter podria tindre problemes amb el nerviosisme de no haver estat titular i criticar el seleccionador.
Parle també del futbol com a ciència per diferenciar-la de la mitologia, mitologia de què parla el meu amic Josep Manel Mora, per referir-se a eixos nous ídols del camp (sempre fa broma sobre això, Mora: diu que no li agrada el futbol perquè no li van eixes noves mitologies). No, el futbol no és això. El futbol sempre ha estat joc, intel·ligència, joc net. El futbol l'han escrit amb les seues jugades Ardiles, Pelé, Kempes, i no pel seu pentinat, ni pel color de la pell, ni per les sortides nocturnes. També l'ha escrit Zidane, a qui algun dia perdonarem la pèrdua de nervis amb l'agressió d'ahir. Sempre ha estat per a mi un exemple d'humiltat, de joc net, de visió de joc.
Recorde la satisfacció que vaig sentir en veure arribar la selecció francesa a la final, selecció que havia estat qualificada pels comentaristes espanyols de "geriàtric francés". També em ve al cap determinades afirmacions del seleccionador espanyol sobre Henry i el seu color de pell. En qualsevol país mitjanament civilitzat hauria dimitit. Com li explique jo als meus alumnes que lluiten contra la xenofòbia així?
El futbol, al cap i a la fi, m'agrada per tot: espectacle, però intel·ligència; força i resistència, però control. Durant anys recordaré el partit de semifinal d'Itàlia, en què es va veure un equip clarament atacant, on Lippi s'ho jugà tot a la carta a què no estan acostumats els italians, inventors del "pany i clau" (lliurement he traduït jo "catenaccio" per aquest terme). El que passa és que no sempre guanya el millor. Ahir el millor va ser França, al meu parer. Però el futbol és així. I és que el futbol és una ciència... però no és exacta.

diumenge, de juliol 09, 2006

Benet XVIé, els "bous al carrer", les obres i Punt dos

No sé si algú comparteix el meu punt de vista, però sóc dels que pensa que cal distingir entre la visita de Benet XVIé i les despeses originades per l'Encontre de les Famílies. Per a mi Benet XVIé és ben rebut (sí, amics, no sé si us sorprén, és ben rebut) a una ciutat que sempre rep bé el visitant. No bandege que representa milions de creients per als quals la visita ha estat un esdeveniment històric i únic, i sé que haurà reconfortat moltes ànimes. El fet que jo no compartisca la seua visió en temes com els de la família o o els mitjans anticonceptius és independent. Però més independent és la despesa, sembla que inassumible, que han fet les diverses administracions (repetim, les administracions dels ciutadans, de tots els ciutadans, i no el Vaticà) per a la jornada i mitja (26 hores). Ja vaig dir, fa dies, que les obres a la ciutat em semblaven tan molestes com totes les que s'hi fan (ni més ni menys). Tampoc no us amague que em molesten més les barreres que s'han posat al meu poble per als "bous al carrer", ocupant voreres, carrers, etc. L'altre dia intentí passar amb el meu fill en el carret i vaig sentir-me un més dels marginats per les altres barreres, les arquitectòniques. Un altre dia us parlaré de les experiències que ens conten a la meua escola quan venen a parlar als xiquets els equips d'Educació Vial, i ens fan veure com sovint els principals enemics de la integració de tots i totes en la ciutat no són altres que nosaltres mateixos (quan, per exemple, aparquem en una zona reservada o no observem que impedim el pas a una cadira de rodes). Bé, el que deia, que totes les obres em molesten, sobre tot si no es justifiquen.
Però no volia parlar del Sant Pare dels catòlics, sinó del valencià en la visita. I és que no sé quina intenció ha tingut el mitjà públic de televisió, si defendre o atacar l'ús de la nostra llengua. Per a la visita s'ha convidat a diversos especialistes (en altra ocasió parlarem d'Urdaci, que mereix capítol especial, o no el mereix), tots de parla castellana. Afortunadament, els nostres periodistes parlaven en valencià. I així hem pogut sentir tota una sèrie de "neologismes" (valoreu la meua ironia, per favor) com ara "obispe" (sic), "rat" (sic, i no per referir-se al professor protagonista de la pel·lícula l'àngel blau, sinó com a sinònim de la paraula "estona")), etc. És curiós el fet, especialment perquè una de les responsables d'aquest desori (els dos atemptats a la llengua que he escrit són seus) és la directora de Punt dos, Lola Johnson, i en el programa que fa a la seua cadena no se li observen aquestos "pecadets". Us deixe dues opcions: o bé la cadena està dirigida per una incompetent (incompetent en termes de llengua, si més no), o bé les errades són voluntàries (em sembla difícil de creure, la veritat), o bé totes dues alhora. Què pretén, que odiem el valencià? Que el rebutgem perquè no el reconeixem com a la llengua que parlaven els nostres avis? Fa temps vaig sentir una curiosa hipòtesi, que no vaig creure, segons la qual hi havia qui opinava que Canal 9 havia baixat la qualitat dels seus programes (era la seua opinió, també, la de la davallada de qualitat, perquè hi ha qui opinem que la qualitat s'ha mantingut prou equilibrada) per abaratir-la per una possible privatització. Jo continue sense creure eixa hipòtesi, però m'ha semblat interessant apuntar-la.
Al mateix temps, llig en el diari que un jutge ha escrit en una sentència que una de les parts havia utilitzat el valencià, en lloc del castellà per a fer perdre temps i mitjans (aproximadament, són eixos els termes que utilitza el jutge). Esgarrifós, en un món modern, que eixa persona estiga capacitada per a decidir alguna cosa més que quina cadena posar a la televisió o si la truita la vol amb ceba o sense.
El Sant Pare ha parlat breument en valencià durant la visita (i us recorde que, si bé jo demanaria molt més, també reconec que ja és molt més del que han fet altres). Gràcies, perquè si les coses segueixen així, serà dels pocs que l'utilitza. Encara que a alguns no se'ns lleven les ganes de parlar-lo a pesar de les Loles Johnson, dels jutges, etc. Al cap i a la fi, el valencià és una altra cosa.

dimarts, de juliol 04, 2006

Descansen en pau

Avui no és dia per a reflexions, per a crítiques, per a ironies. Avui, per a mi, només és un dia de dolor, de solidaritat. Només és un dia per a manifestar que acompanye en el dolor a totes les famílies de les persones que han perdut la vida al Metro de València. La proximitat que sent cap a Torrent m'urgeix també a dedicar-los la meua abraçada. Descansen tots en pau.