dissabte, de juliol 22, 2006

El inglés en mil palabras (o casi). Traducción del anterior.

He oído últimamente en la radio un anuncio de una empresa para aprender inglés en 1000 (léase, si se quiere, mil) palabras, y que al tiempo defiende una funcionalidad avalada por la experiencia. Enseguida me ha venido una reflexión (los amigos me sabréis reflexivo): yo, como profesor de valenciano que soy, ¿qué palabras incluiría en esa lista a partir de la cual una persona ya "sabe" hablar el idioma, en este caso, de Ausiàs March?
Empecemos por partes: la primera de las cuestiones es que supongo que además de las palabras (recordemos, mil, ni una más necesitamos) enseñará el curso también cosas tan "funcionales" como son el género, masculino y femenino, el número, singular y plural, los tiempos verbales... y más, de manera tal que no nos convirtamos en herederos de "Toro Sentado" (lo hubiese puesto en inglés, pero todavía no he empezado el curso de los 1000 palabros y no domino la lengua de Bienvenida Pérez)
a la hora de hablar, ya sabéis, con el "Indio no fumar la pipa [de la] paz con tu".
Una vez salvada esta pequeña inconveniencia del plural, del femenino, y el resto de los caprichos de un idioma, se me plantea el verdadero obstáculo: ¿qué mil palabras? ¿Y cuáles no incluyo, y por tanto condeno a ser consideradas inútiles, improductivas, parasitarias?
La verdad es que la situación que tiene quien tenga que hacer la lista es complicada, como poco. Empecemos por los substantivos (¿qué sería la lengua sin nombres?), porque ha de haberlos. Para facilitar las cosas, miremos los campos semánticos, esto es, agrupemos las nombres relacionados, para que esto no sea un caos. Por ejemplo, los animales. Si el total son mil palabras, calculo que los substantivos no pueden ser más de trescientos, con lo que, por ejemplo, al reino animal no le corresponden más de veinte. Pongámonos, pues, a escoger: perro, gato, burro, pato, pájaro (sí, sé que no es lo mismo una golondrina, la que no hace primavera, que un canario, el que da nombre al color, pero es que no caben todos!!!), ratón, cerdo, ternera, cordero, hormiga, mosca (mosquito es otro??? preguntémosle al zoólogo, o a mis tobillos), conejo, pollo, sepia, pescado, caballo, pavo, simio (no nos olvidemos del gran simio, puesto que conforme van las cosas, y los proyectos actuales, pronto podrían ser como de la familia, especialmente la de algunos), abeja, mariposa, y ya tenemos los veinte. Dejemos de lado tigres, leones, elefantes, pingüinos, y muchos más porque, como no los podemos ver cada día (por lo menos, yo no los veo), los supongo "poco útiles" para uno de estos programas de aprendizaje digamos agresivo.
Después de todo, si me perdonáis la imagen, se me aparece la cara de Noé, decepcionado por una elección tan restrictiva. ¿Para esto, todo el viaje? Sí, ya sé que ahora está de moda Kavafis, y aquello de que lo que importe es el propio viaje y no el destino. Pero hay que tener en cuenta que Kavafis no se tuvo que enfrentar a un diluvio que, además, fue universal. De hecho el poeta griego no vivió ni la "Riuà", la inundación de València del 59.
Sinceramente, tampoco me imagino a Noé a la puerta del arca (al fin y al cabo era suya) haciendo de "segurata" para decir a los animales "tú sí subes" o "tú te ahogas", que sólo caben veinte. De hecho, con tanto animal, seguro que se colaría alguna bestezuela para la que, por desgracia, ya no quedaría nombre.
Bueno, ¿y las plantas? ¿Y las herramientas? ¿Y los objetos? Recordad que dejábamos 300 nombres, y nos los tenemos que repartir. No podemos dejar de lado palabras como "amigo", "madre", "dinero", y un largo etcétera. Por el bien de la buena educación, apartaremos las palabras malsonantes, pero así y todo no nos salen las cuentas. Porque nos quedan todavía los verbos, tan necesarios para decir que existimos, qué somos, qué hacemos; los adjetivos, para decir cómo somos o cómo son las cosas; los pronombres, para no repetirnos; las preposiciones, para distinguir quien hace una cosa de aquél al que se la hacen; las conjunciones, los determinantes, todo aquello que hace que las frases no sean de tres palabras, y se pueda distinguir esto de aquello, mío de tuyo; y los adverbios, que si no hay quien no sabe ni dónde ni cómo está.
Bueno, resumiendo, que no me sale la lista de marras. Porque ya me parece absurdo que alguien crea que aprender un idioma es algo fácil como para creer además que se reduce a mil palabras, y basta. Y eso sin contar con los juegos de palabras, los equívocos que nos surgen a los que aprendemos un idioma (recuerdo a un inglés que me dijo que su mujer no era un personaje importante, era una "cualquiera"). Y sobre todo sin contar con la literatura, con las metáforas, con todo lo que supone una lengua. ¿Puede que sea porque la literatura, el pensamiento, la cultura sea "poco funcional"? Así nos va. Pronto nos igualaremos al simio, y no porque estos animales eleven su coeficiente.

PD. Este texto es la traducción de la entrada anterior. No me he podido resistir, dado que he visto que mi buen amigo Manel Mora Fandos me ha incluído gentilmente en sus enlaces de su página, que sé que lee gente desde diversos puntos de la Península. Mi falta de modestia me ha llevado a pensar que tal vez alguna de estas personas decida dedicar unos minutos a mi página, y he pensado que tal vez encuentre en ella algo interesante. Gracias a todos.

9 comentaris:

E. G-Máiquez ha dit...

Muchas gracias por tu galante traducción. Trato de seguir la recomendación de Unamuno de leer en todas las lenguas peninsulares, pero a veces me atasco. Gracias a tu traducción podré practicar el valenciano en la versión original.

Carlos RM ha dit...

No sólo de la Península vive el español. Hay islas, países, casi continentes... Benvingut.

Salva Pérez ha dit...

Ciertamente, amigo Carlos, no sólo de la Península. Por pretenderme humilde me he acercado al centralismo, del que tanto nos quejamos por aquí. Gracias por tu observación.

Anònim ha dit...

Here are some links that I believe will be interested

Anònim ha dit...

hola salva, els teus articles mos agraen mol, son mol interesans. no hem trobat ise comentari n l q te insulten pro s iwal. les teues clases de valensia son mol divertides, seu pasem mol be. el q mes mos agrae es cuan contes les teues batalletes tan entretingudes de la tewa juventud i com a recompensa per ser tan bon profesor de valensia te volem fer un regalet sorpresa. tame mos agraen mol les tewes grasietes tan bones.espere que te seguisques reunint en angel per trobar la forma de fer les clases mes amenes mitjançant el humor.

Disculpa les faltes dortografia eske ya sas qe no atenem mol en clase.

firmat: vicente y pau (4t)

Anònim ha dit...

per cert quina talla de sweter gastes¿?,
es per lo del regalet sorpresa.

Anònim ha dit...

Hola Salva:

Soy una estudiante Jienense de 4º de filología inglesa. Recientemente me encomendaron una actividad muy interesante: hacer un critical essay o comentario crítico sobre los cursos de idiomas a distancia, como el inglés con mil palabras. Antes de empezar a investigar sobre el tema tenía la convicción de que este tipo de programas no eran sino un timo. Sin embargo, al empezar a leer comentarios en foros de gente que ha probado el curso cambié ligeramente de idea. Llegué a la conclusión de que con este método de aprendizaje del inglés no alcanzas ni mucho menos un nivel avanzado de inglés (si entendemos avanzado como la capacidad de comunicarte fluidamente en los distintos skills de la lengua). Lo que creo que debe conseguirse con este método es un inglés "de supervivencia", es decir, aquel que te permita viajar a cualquier país anglófono y ser capaz de comunicarte a nivel básico.
Me gustaría saber tu opinión a cerca de esto, o si piensas, que por el contrario el método no srive absolutamente para nada.

Enhorabuena por la entrada y perdona que te tutee.

Gracias por adelantado.

Elena.

Salva Pérez ha dit...

Estimada amiga jienense:
En primer lugar disculpa que haya tardado en contestarte. No entro con frecuencia a este blog, y cuando lo hago no tengo casi ni tiempo. Pero vayamos al caso. Te debo confesar que no soy un especialista en el aprendizaje del inglés. Más bien lo que soy es una víctima del empobrecimiento del idioma (en mi caso, del castellano y del valenciano). Dices que lo que aprenden es un "inglés de supervivencia". Eso es cierto, asumiendo que exista una idea de supervivencia general, esto es, que para sobrevivir todos necesitemos lo mismo. Ya de principio esta idea no la comparto. La vida del siglo XXI sobre todo es diversa. ¿Quieres decir que para sobrevivir nos hace falta a todos lo mismo (y por consiguiente las mismas palabras)? No tan sólo lo dudo, sino que me parece osado comparar mi idea de la supervivencia con la que pueda tener un inmigrante con dificultades o el presidente de una compañía que se traslada a un país de habla inglesa. Sin duda habrá unas palabras en común, pero sin duda no serán la totalidad. Es un reduccionismo.
Vamos, para no alargarlo, que todos necesitamos palabras como "comer" o "dormir" (permitirme que me ahorre algún que otro término también conveniente, si no necesario), pero que estimo que el resto de términos no serán universales. Y llamarle a eso "aprender inglés" me parece una burla a mis compañeras profesoras de inglés que utilizan cursos y cursos en que los alumnos aprendan una lengua más o menos utilitaria.
En cualquier caso, quien quiera aprender las mil palabras, allá él. No es mi caso.
Un abrazo.

aprender ingles ha dit...

muy interesante aporte. Aprender inglés es muy importante en la actualidad pues la mayoría de las empresas requieren este conocimiento al momento de armar su plantilla de trabajo.