dimarts, de setembre 26, 2006

La mula contra Itaca

A la espera de recoger las últimas opiniones de todo el que quiera participar en el debate sobre el código ético del blogger, me apetecía contaros mis impresiones sobre un tema nuevo. En una reciente conversación con dos compañeros, uno de ellos hablaba de un LP (en valenciano decimos Llarga Durada) que reconocían los Beatles como "muy influyente" (seamos benévolos) en la aparición de su "St. Peppers". Esta obra que tanto admiraban los melenudos de Liverpool era "Pet Sounds", de Beach Boys. Al parecer se había hecho una reedición, o algo parecido, recientemente.
Pocos días después yo leía en el blog de una amiga cómo la Quinta Sinfonía de Mahler apaciguaba sus ánimos, caldeados por tener que trabajar en una guardia de fin de semana. Y para completar mi artículo, traigo a colación el blog de mi amigo y maestro Manel Mora Fandos (os supongo conocedores de la triste notícia del cierre de este blog), en el que citaba una de sus películas favoritas, "La leyenda del pianista en el océano", largometraje que hasta leer su blog os confieso que desconocía.
Recapitulemos: he conocido tres trabajos que gustan mucho a tres amigos diferentes.
Paso siguiente: buscar en un programa P2P o de intercambio de archivos estas obras, y ver cómo sería de fácil descargarlos desde mi casita (sólo ver qué fácil es, no descargarlos, que podría constituir un delito, según cacarea últimamente algún vocero, no sé si de "La voz de su amo" o de otra empresa). Y es entonces cuando me surge la reflexión: Si para llegar a estos LP o película utilizo la red, ¿dónde está la búsqueda? ¿Dónde el camino, si Ítaca se me presenta sin llegar a calzar las botas para mis pies (que, si no diminutos, tampoco pasan del 41)? Seguro que estos amigos llegaron a disfrutar de muchos momentos antes de acceder a Beach Boys, o Mahler, etcétera.
Recuerdo cómo cuando hacía COU (mis queridos lectores que no hablan valenciano: en valenciano, COU significa algo como "escuece", "pica") un profesor de filosofía se quejaba cuando le preguntábamos de qué editorial era el libro que recomendaba. Decía este amigo del pensamiento que buscar el libro era parte del trabajo. Una librería no es un supermercado, añadía. Entras, buscas y preguntas al librero, que te orienta, e incluso te recomienda. Por el camino, ves otros libros, y percibes ese olor a papel del que hablaba otra Rocío Arana en su blog (esto, en cualquier librería de València). O también vas a una biblioteca, donde la persona encargada entiende de libros. Lo mismo para películas, música, etc, que todas tienen su lugar.
No entro en el tema del valor comercial, que merecería otros artículos. Prefiero entrar en cómo frecuentemente la red más que allanar el camino lo destruye. ¿No estoy "quemando etapas" necesarias para acceder a la cultura? No sería preferible acercarse a estas obras de manera directa? Puede que alquilar la película que recomienda Mora-Fandos me cueste dos o tres €, que tampoco es demasiado. En cualquier caso me hace pensar que he recorrido el trecho que llevó a estos amigos a conocer estas obras en demasiado poco tiempo, y a lomos de una mula. Puede que por el camino haya perdido algún lastre necesario. ¿Y si Kavafis tuviese razón al decir que lo que importa es el camino, y no el puerto de arribada?
Y mientras escribo esto, en la calle hace un sol magnífico, y mi hijo me reclama su paseíto.

4 comentaris:

pies diminutos ha dit...

Hola Salva (del 41)!
Lo más emocionante de conseguir un libro, para mí, es el proceso que me lleva a él... ver su referencia en la nota a pie de página de otro libro, buscar infractuosamente en la biblioteca de Humanitats de la Universitat, visitar las librerías de València, primero las comerciales, después las especializadas, más tarde las de lance... preguntar a mis profesores, buscar por Internet y hallar finalmente un ejemplar en La Nau... me encanta que me manden trabajos para ir en búsqueda y captura de la bibliografía, libros normalmente descatalogados que a veces no logro encontrar, que a veces se quedan en una simple referencia en la nota a pie de página de otro libro.

Salva Pérez ha dit...

Sin duda el tema de las bibliotecas de las facultades merece tema aparte, si siguen como cuando yo estudiaba (algo parecido a la de Eco). Pero por lo menos se hacía algo básico, que era hablar con alguien, contrastar opiniones, buscar. En este sentido me parece muy acertado el término catalán "cercar" y su cercano "recercar", investigar. Gràcies pel teu comentari, peuets.

Joaquín ha dit...

Soy un converso de los blogs, así que disentiré. El mundo virtual no suplantará el real (el placer de pasear por tu ciudad, y buscar libros una mañana de sábado, por ejemplo). Pero las discusiones en internet favorecen el intercambio de ideas. Y la red lo que facilita es el acceso rápido a los datos, a la información, nunca al saber o sabiduría.

Javier López Clemente ha dit...

No recuerdo donde lo he leído.
El problema es que en este país aún no hemos asimilado la cultura del siglo XX en cuanto a manejo, lectura y amor a los libros (y en general a cualquier expresión cultural) y ya estamos envueltos en la revolución digital.
Más o menos esa era la idea, ya digo, leída en alguna parte.