A la espera de recoger las últimas opiniones de todo el que quiera participar en el debate sobre el código ético del blogger, me apetecía contaros mis impresiones sobre un tema nuevo. En una reciente conversación con dos compañeros, uno de ellos hablaba de un LP (en valenciano decimos Llarga Durada) que reconocían los Beatles como "muy influyente" (seamos benévolos) en la aparición de su "St. Peppers". Esta obra que tanto admiraban los melenudos de Liverpool era "Pet Sounds", de Beach Boys. Al parecer se había hecho una reedición, o algo parecido, recientemente.
Pocos días después yo leía en el blog de una amiga cómo la Quinta Sinfonía de Mahler apaciguaba sus ánimos, caldeados por tener que trabajar en una guardia de fin de semana. Y para completar mi artículo, traigo a colación el blog de mi amigo y maestro Manel Mora Fandos (os supongo conocedores de la triste notícia del cierre de este blog), en el que citaba una de sus películas favoritas, "La leyenda del pianista en el océano", largometraje que hasta leer su blog os confieso que desconocía.
Recapitulemos: he conocido tres trabajos que gustan mucho a tres amigos diferentes.
Paso siguiente: buscar en un programa P2P o de intercambio de archivos estas obras, y ver cómo sería de fácil descargarlos desde mi casita (sólo ver qué fácil es, no descargarlos, que podría constituir un delito, según cacarea últimamente algún vocero, no sé si de "La voz de su amo" o de otra empresa). Y es entonces cuando me surge la reflexión: Si para llegar a estos LP o película utilizo la red, ¿dónde está la búsqueda? ¿Dónde el camino, si Ítaca se me presenta sin llegar a calzar las botas para mis pies (que, si no diminutos, tampoco pasan del 41)? Seguro que estos amigos llegaron a disfrutar de muchos momentos antes de acceder a Beach Boys, o Mahler, etcétera.
Recuerdo cómo cuando hacía COU (mis queridos lectores que no hablan valenciano: en valenciano, COU significa algo como "escuece", "pica") un profesor de filosofía se quejaba cuando le preguntábamos de qué editorial era el libro que recomendaba. Decía este amigo del pensamiento que buscar el libro era parte del trabajo. Una librería no es un supermercado, añadía. Entras, buscas y preguntas al librero, que te orienta, e incluso te recomienda. Por el camino, ves otros libros, y percibes ese olor a papel del que hablaba otra Rocío Arana en su blog (esto, en cualquier librería de València). O también vas a una biblioteca, donde la persona encargada entiende de libros. Lo mismo para películas, música, etc, que todas tienen su lugar.
No entro en el tema del valor comercial, que merecería otros artículos. Prefiero entrar en cómo frecuentemente la red más que allanar el camino lo destruye. ¿No estoy "quemando etapas" necesarias para acceder a la cultura? No sería preferible acercarse a estas obras de manera directa? Puede que alquilar la película que recomienda Mora-Fandos me cueste dos o tres €, que tampoco es demasiado. En cualquier caso me hace pensar que he recorrido el trecho que llevó a estos amigos a conocer estas obras en demasiado poco tiempo, y a lomos de una mula. Puede que por el camino haya perdido algún lastre necesario. ¿Y si Kavafis tuviese razón al decir que lo que importa es el camino, y no el puerto de arribada?
Y mientras escribo esto, en la calle hace un sol magnífico, y mi hijo me reclama su paseíto.
dimarts, de setembre 26, 2006
divendres, de setembre 22, 2006
Código ético del blogger
Estos días se me ha ocurrido crear entre todos un código ético del blogger. Una referencia especialmente indicada como ejercicio de responsabilidad. Me gustaría que colaborara con sus comentarios todo el mundo que quisiera. También me gustaría que discutiéseis todos los puntos, puesto que para mí la principal finalidad del blog es el debate. Yo empiezo, si os parece.
1.- Nunca se debe mentir en un blog, ni incluso sabiendo que la mentira puede tener una intencionalidad positiva. Si mentimos, aunque sea para bien, dilapidamos ese tesoro que es la confianza de quien nos lee, que nunca más nos creerá.
2.- Un blogger nunca debe sobrepasar los límites fijados por determinados marcos, como pueden ser la legalidad vigente, la Constitución, etc.
3.- El autor del blog no debe aprovechar las posibilidades que le brinda la red para zanjar rencillas personales en la medida de lo posible, y siempre recordando que se está dando una versión de los hechos.
4.- El respeto a las personas debe primar por encima de todo. Esto incluye a las creencias, religiones, costumbres, siempre que éstas no conculquen derechos fundamentales.
5.- Debe evitarse el uso de determinadas expresiones malsonantes o ofensivas, especialmente si lo son contra determinadas creencias.
La idea es que vayamos entre todos completando o corrigiendo este código ético, si queréis. La verdad es que me gustaría mucho que participárais. Os espero.
1.- Nunca se debe mentir en un blog, ni incluso sabiendo que la mentira puede tener una intencionalidad positiva. Si mentimos, aunque sea para bien, dilapidamos ese tesoro que es la confianza de quien nos lee, que nunca más nos creerá.
2.- Un blogger nunca debe sobrepasar los límites fijados por determinados marcos, como pueden ser la legalidad vigente, la Constitución, etc.
3.- El autor del blog no debe aprovechar las posibilidades que le brinda la red para zanjar rencillas personales en la medida de lo posible, y siempre recordando que se está dando una versión de los hechos.
4.- El respeto a las personas debe primar por encima de todo. Esto incluye a las creencias, religiones, costumbres, siempre que éstas no conculquen derechos fundamentales.
5.- Debe evitarse el uso de determinadas expresiones malsonantes o ofensivas, especialmente si lo son contra determinadas creencias.
La idea es que vayamos entre todos completando o corrigiendo este código ético, si queréis. La verdad es que me gustaría mucho que participárais. Os espero.
dimecres, de setembre 20, 2006
Matar al mensajero, o cómo culpabilizar a las víctimas
En una ocasión, mientras asistía a un cursillo sobre literatura hispanoamericana, el profesor nos explicaba una leyenda, creo que argentina. No recuerdo el nombre de la leyenda, pero sí que trataba de unos niños, que al poco de nacer se les introducía (supongo que era una metáfora, o un cuento para asustar a los niños malos) en unos jarrones, en los que iban a pasar sus años de crecimiento, jarrones que sólo dejaban libre su cabeza. Así, su desarrollo posterior, su crecimiento se ajustaba a los límites que le dejaba el jarrón. Según la forma del jarrón, teníamos un niño de cuello largo y fino y amplias caderas, o de otras formas, siempre según el recipiente. La relación que tenía la leyenda con la literatura hispanoamericana no viene a cuento, pero pretendía analizar cuáles habían sido los "recipientes" en los que se había encorsetado los textos latinoamericanos en su fase de crecimiento (la idea no es mía, os lo repito)
Bien, y en esas estamos, en enlazar la idea esos niños formados de acuerdo a unos corsés y el tema de hoy, que es la moda, específicamente la moda en Cibeles. Y es que siento cómo las modelos de las pasarelas son exactamente esto: niñas a las que han (o hemos) modelado de acuerdo a unos parámetros, de juventud (divino tesoro, sobre todo tesoro para algunos), de delgadez, etcétera, para ahora rechazarlas por seguir las pautas. Porque lo que me parece fortísimo es que se empiece la casa por el tejado. De marginar a unas chicas por demasiado delgadas a responsabilizarlas del impacto de la anorexia y la bulimia veo que hay un paso, y bien breve. Vamos a analizar un poco el tema: ¿son las modelos las que unilateralmente y haciendo uso de su libertad individual han decidido no pasar de una talla de adolescente? ¿No son más bien empujadas a tener ese "peso ideal" (ideal por oposición a real, y aquí sigo a Platón)? Vamos a preguntarlo claramente: ¿deciden algo las modelos, ni siquiera esas que llaman "top model"? Creo que no. Que me perdonen, pero siempre las he visto como víctimas, si no como siervas (¿se dice fashion victims?). Y ahora, para colmo, hambrientas y en el paro.
Entiendo que desde las pasarelas, ahora Cibeles, se pretenda hacer propaganda, o desviar la responsabilidad hacia otra víctima propiciatoria. Pero que en una semana (según se ha sabido) se comunique que no se aceptará a modelos por debajo de un peso me hace sospechar que lo que se pretende no es mejorar la salud, sino más bien hacer otra de esas campañas en las que el que te vende una bebida te está haciendo un favor por permitir que pertenezcas a su casta, o está salvando el planeta de los peligros que probablemente ella misma ha provocado.
Para finalizar apunto una reflexión: ¿por qué los modelos chicos quedan fuera de estos problemas?
Bien, y en esas estamos, en enlazar la idea esos niños formados de acuerdo a unos corsés y el tema de hoy, que es la moda, específicamente la moda en Cibeles. Y es que siento cómo las modelos de las pasarelas son exactamente esto: niñas a las que han (o hemos) modelado de acuerdo a unos parámetros, de juventud (divino tesoro, sobre todo tesoro para algunos), de delgadez, etcétera, para ahora rechazarlas por seguir las pautas. Porque lo que me parece fortísimo es que se empiece la casa por el tejado. De marginar a unas chicas por demasiado delgadas a responsabilizarlas del impacto de la anorexia y la bulimia veo que hay un paso, y bien breve. Vamos a analizar un poco el tema: ¿son las modelos las que unilateralmente y haciendo uso de su libertad individual han decidido no pasar de una talla de adolescente? ¿No son más bien empujadas a tener ese "peso ideal" (ideal por oposición a real, y aquí sigo a Platón)? Vamos a preguntarlo claramente: ¿deciden algo las modelos, ni siquiera esas que llaman "top model"? Creo que no. Que me perdonen, pero siempre las he visto como víctimas, si no como siervas (¿se dice fashion victims?). Y ahora, para colmo, hambrientas y en el paro.
Entiendo que desde las pasarelas, ahora Cibeles, se pretenda hacer propaganda, o desviar la responsabilidad hacia otra víctima propiciatoria. Pero que en una semana (según se ha sabido) se comunique que no se aceptará a modelos por debajo de un peso me hace sospechar que lo que se pretende no es mejorar la salud, sino más bien hacer otra de esas campañas en las que el que te vende una bebida te está haciendo un favor por permitir que pertenezcas a su casta, o está salvando el planeta de los peligros que probablemente ella misma ha provocado.
Para finalizar apunto una reflexión: ¿por qué los modelos chicos quedan fuera de estos problemas?
divendres, de setembre 15, 2006
Qué vida más perra...
El ser humano ha dado muestras constantemente de ser capaz de todo, de dar lo mejor y lo peor de sí mismo. Pienso ahora en alguno de mis amigos, capaces de "sacrificar" sus vacaciones por ir a pasar todo el verano en un país lejano y ayudar a la población sufriendo además la incomprensión allí y aquí. Cuando les preguntas, sonríen y te dicen que ha sido el mejor verano de su vida, y es entonces cuando sientes que el que ha perdido el tiempo has sido tú (el de este verano y el de todos los veranos).
Lamentablemente, también somos capaces de lo peor. Somos capaces de delegar la educación de nuestros hijos en el "Gran Hermano" o el "Operación triunfo" de turno, mientras vemos el fútbol y mascullamos críticas a los profesores por no saber motivar a sus alumnos. Somos capaces de conducir un coche insultando al que va delante por ir demasiado despacio, especialmente si es una persona mayor o una mujer. Sin embargo, nos llevamos las manos a la cabeza cuando vemos el índice de violencia de la sociedad, eso sí, de EEUU.
Sin embargo, os tengo que confesar que estos días me he sorprendido. Cuando parecía difícil superar el nivel de estulticia humana, alguna cabeza iluminada ha dado "otra vuelta de tuerca". ¿Qué nos faltaba por ver? Pues todavía yo no había visto un matrimonio entre perros. Ojo, que nadie se ofenda. No estoy diciendo que se ha casado una pareja de personas cuyo comportamiento sea más propio de caninos, o que se haya oficiado una ceremonia entre gente muy vaga. No, no es una figura literaria (ojalá lo fuera). Se trata de un nuevo negocio, esta vez en Inglaterra (¿qué pensábais, que todos los imbéciles estaban en España?) Con la bonita suma de 6000 euros se consigue un matrimonio canino, con invitados, con trajes de novio y de novia, con oficiante (no sé el cargo del que casa, ayunta, o como se diga, la verdad)
Sinceramente, me parece tan ofensivo este tipo de excesos... Hace tiempo que sospecho que hay gente que malvive (mejor dicho, que bienvive) a base de convertir la excentricidad en algo cotidiano, en esa astracanada a la que llaman vida, siempre a cuenta del bolsillo ajeno. Lo que pasa es que armonizar este tipo de actitudes con el día a día de una sociedad con tantas carencias de todo tipo: cultural, ético, económico, me parece bastante difícil. No quiero caer en demagogias del tipo de las comparaciones entre ese tipo de idioteces y el hambre en África, pero sí que me da la impresión que si alguien es capaz de pagar 6000 euros por esas payasadas, o es que le sobran los euros (y los debería repartir entre gente más inteligente) o es que hay un nuevo motivo para ponerse a llorar. Nuevamente entiendo a aquel joven: si esto es la vida en serio, preferimos seguir haciendo el indio. Perra vida...
Lamentablemente, también somos capaces de lo peor. Somos capaces de delegar la educación de nuestros hijos en el "Gran Hermano" o el "Operación triunfo" de turno, mientras vemos el fútbol y mascullamos críticas a los profesores por no saber motivar a sus alumnos. Somos capaces de conducir un coche insultando al que va delante por ir demasiado despacio, especialmente si es una persona mayor o una mujer. Sin embargo, nos llevamos las manos a la cabeza cuando vemos el índice de violencia de la sociedad, eso sí, de EEUU.
Sin embargo, os tengo que confesar que estos días me he sorprendido. Cuando parecía difícil superar el nivel de estulticia humana, alguna cabeza iluminada ha dado "otra vuelta de tuerca". ¿Qué nos faltaba por ver? Pues todavía yo no había visto un matrimonio entre perros. Ojo, que nadie se ofenda. No estoy diciendo que se ha casado una pareja de personas cuyo comportamiento sea más propio de caninos, o que se haya oficiado una ceremonia entre gente muy vaga. No, no es una figura literaria (ojalá lo fuera). Se trata de un nuevo negocio, esta vez en Inglaterra (¿qué pensábais, que todos los imbéciles estaban en España?) Con la bonita suma de 6000 euros se consigue un matrimonio canino, con invitados, con trajes de novio y de novia, con oficiante (no sé el cargo del que casa, ayunta, o como se diga, la verdad)
Sinceramente, me parece tan ofensivo este tipo de excesos... Hace tiempo que sospecho que hay gente que malvive (mejor dicho, que bienvive) a base de convertir la excentricidad en algo cotidiano, en esa astracanada a la que llaman vida, siempre a cuenta del bolsillo ajeno. Lo que pasa es que armonizar este tipo de actitudes con el día a día de una sociedad con tantas carencias de todo tipo: cultural, ético, económico, me parece bastante difícil. No quiero caer en demagogias del tipo de las comparaciones entre ese tipo de idioteces y el hambre en África, pero sí que me da la impresión que si alguien es capaz de pagar 6000 euros por esas payasadas, o es que le sobran los euros (y los debería repartir entre gente más inteligente) o es que hay un nuevo motivo para ponerse a llorar. Nuevamente entiendo a aquel joven: si esto es la vida en serio, preferimos seguir haciendo el indio. Perra vida...
dissabte, de setembre 09, 2006
Si açò és la vida dels adults...
Avui mentre passejava per València he llegit el text de la samarreta que duia un jove. Deia alguna cosa semblant a "Si açò és la vida seriosa... preferim seguir fent l'indi" Doncs això. Era el que volia expressar en l'article anterior, "Deixeu que els xiquets...".
A més, He llegit que Cibeles prohibeix (és el verb que he vist) a les models primes treballar. En fi, segur que hi havia altres maneres de defendre una alimentació saludable que eixa prohibició. De tota manera jo sempre he pensat que no són Cibeles ni Milà els responsables que anorèxia i bulímia siguen problemes tan propers. Més aviat són símptoma, no causa. Pense que els cànons de bellesa no els fixen ells, sinó que s'hi ajusten. Una altra cosa són determinades manifestacions dels que en fan els vestits, sobre el pes (he sentit que un d'ells va dir: "jo no fabrique els meus vestits per a grossos) o sobre la raça (em sembla tan impresentable que no vull ni comentar-ho), que no s'haurien de permetre.
En una altra ocasió, en que no tinga la pressió d'escriure que tinc ara, per no tindre el mateix article tant de temps, parlaré del que em semblen aquestes suposades campanyes de publicitat amb missatge. Per ara, ja hi ha prou.
A més, He llegit que Cibeles prohibeix (és el verb que he vist) a les models primes treballar. En fi, segur que hi havia altres maneres de defendre una alimentació saludable que eixa prohibició. De tota manera jo sempre he pensat que no són Cibeles ni Milà els responsables que anorèxia i bulímia siguen problemes tan propers. Més aviat són símptoma, no causa. Pense que els cànons de bellesa no els fixen ells, sinó que s'hi ajusten. Una altra cosa són determinades manifestacions dels que en fan els vestits, sobre el pes (he sentit que un d'ells va dir: "jo no fabrique els meus vestits per a grossos) o sobre la raça (em sembla tan impresentable que no vull ni comentar-ho), que no s'haurien de permetre.
En una altra ocasió, en que no tinga la pressió d'escriure que tinc ara, per no tindre el mateix article tant de temps, parlaré del que em semblen aquestes suposades campanyes de publicitat amb missatge. Per ara, ja hi ha prou.
divendres, d’agost 18, 2006
Dejad que los niños se acerquen...
Hoy por fin me he decidido a escribir un artículo que desde hace días me rondaba por ese queso de gruyer al que yo llamo cerebro. La idea me surgió hace ya tiempo, al ojear una "carta al director" del periódico local, El Notícies. En este artículo una profesora de educación física se quejaba de la juventud, de su desmotivación, su falta de educación, su insolencia, etc. Oponía esta compañera la actitud de los alumnos de hoy con la suya propia, a decir de ella misma, tan diferente.
Bueno, y en estas estamos: que no sé si por mi voluntad de imitar a Séneca en eso de ser moscardón, o mis ganas de hacerme defensor de las causas perdidas, que me he puesto a darle cuerpo a esa idea que entonces me surgió.
Para empezar, e imitando al Maestro, me gustaría utilizar un ejemplo, una especie de chiste, pero sin gracia. En él, en una conversación entre dos amigos, uno se quejaría al otro de la cantidad de insultos que había recibido ese día. A la pregunta de su compañero sobre si había discutido con alguien, le respondería que no, que todo había sido al gritar cara a una montaña desierta, que le había contestado los mismos insultos que le dirigía (por efecto del eco, claro).
Bueno, ¿a dónde quiero llegar? Pues a la idea de que nos quejamos de la desmotivación, el interés, la poca educación, la grosería de nuestros jóvenes, pero , siguiendo el refrán (manos que no dáis, ¿qué esperáis?), ¿qué imagen esperamos que nos devuelva la juventud, que no es sino un reflejo en un espejo? Atención, que no estoy diciendo que seamos todos y cada uno de nosotros los que sirvamos de ejemplo en esas actitudes viciosas, pero, fijémonos: ¿qué modelos les ofrecemos los adultos (no todos, claro, y puede que tampoco nosotros) para que aprendan de ellos? Si encendemos la televisión, poco más que concursos estúpidos, en los que no se premia la inteligencia, sino más bien la estulticia. Mientras escribo estas letras, escucho la sintonía de uno, en el que se premia a cada concursante con un rato de protagonismo, demostrando que se puede llegar a ser más estúpido que el propio presentador (ahora es presentadora, porque el que había, ahora icono del movimiento gay y antes imagen de símbolo sexual para quinceañeras poco exigentes, se ha ido a preparar otro programa que hace bueno al anterior). Ya decía José María García que "a un español, le pones una gorra de plato, y se transforma". Sustitúyase poner una gorra con dar unos minutos en la televisión, con la ayuda necesaria de un presentador/a cuya cabeza sea hermosa, pero sin seso. Hay que ver la de idioteces que se le ocurren a un ciudadano de a pie cuando se le da un micro y unos minutos de "gloria". De mi etapa de estudiante me suena que determinada corriente artística pretendía "elevar lo popular a la categoría de arte". Sin duda la televisión pretende elevar lo chabacano a la categoria de producto de consumo. Sigamos con los ejemplos que les ofrecemos a los jóvenes. Se me ocurre que el auge de loterías, premios, dinero fácil y rápido, no fomentará en unas mentes que se están formando la idea del esfuerzo, del premio al trabajo diario. Recuerdo que ya me sonaba a extraño cuando mi padre me decía otro refrán, "no hay mejor lotería que una buena economía". Imagínense ahora. Que se juegue está bien, todos jugamos. Que se potencie la imagen del trabajador como un desgraciado, como un eterno opositor a millonario al que "todavía" no le ha tocado la lotería me parece pernicioso, desde luego. ¿Pretendemos que el/la joven sea inmune a todo este bombardeo? El trabajo. Esa asignatura pendiente. Se les repite a diestro y siniestro, y no sólo por los medios de comunicación, que "Ronaldinho" va a meter goles porque "se nota que se está divirtiendo". Si no, nada. Y pretendemos que trabajen tengan o no motivación. ESto quiero aclararlo. Siempre he pensado que el alumno ha de hacer sus obligaciones le divierta o no le divierta. Lo que me irrita es esa visión lúdica del adulto. Ahora rendiré porque me divierte mi trabajo. Madre mía, qué peligro.
Otros ejemplos para los alumnos. Dinio, Antonio David, Tony Anipke (lo siento, me parece muy fuerte tener que buscar en google cómo se escribe correctamente los nombres de estos sujetos). ¿No ven que lo que "vende" es contar con quién se ha acostado cada uno? Ayer vi en la tele una mujer que contaba secretos sobre este sujeto. Era paradógico: esta mujer estaba en calidad de "amiga" (ya saben otro refrán italiano, "de los enemigos me libre Dios...") del susodicho Tony, conocido por ser marido de una tercera, a su vez conocida por ser viuda de un cuarto, que era conocido por ser ex de una quinta, Rocio Jurado, la más grande. ¿No es un poco excesivo? Además en estos programas se permiten lecciones de ética bastante trasnochada, por no decir directamente otro término. Escuchamos con frecuencia: "un hombre que se viste por los pies", "todo un caballero", y expresiones de parecido pelaje para referirse a actitudes que ruborizarían a Mesalina. Todo se compra y se vende. Y si se dan detalles, mejor.
Vamos a ver otro ejemplo: ¿qué esperamos que entiendan los jóvenes cuando ven la de veces que se anuncia la noticia del uso de determinadas drogas "blandas" para fines terapéuticos? Tal vez habría que añadir a ese tipo de informaciones que también se utiliza derivados de la morfina para esos mismos usos, y esa imagen pretendidamente inofensiva del "porro" cambiaría. O habría que informar de cómo se necesita aliviar los dolores de un enfermo para aplicar esos "medicamentos". ¿No es contradictorio que se persiga el uso de las drogas al mismo tiempo que se defienda el uso de algunas sin explicar claramente las consecuencias? Oh, perdón, que no es lo mismo, que unas son blandas y otras duras. Mientras averiguamos los efectos en el organismo de unas y de otras, ¿no se podían callar esos voceros de la legalización?
Y la mala educación. ¿Qué otra cosa esperamos? ¿No les hemos enseñado que tiene más razón el que más grita? Quien dude de ello, por favor, que encienda la tele.
De todas maneras, tengo que decir que la juventud me sorprende. Son voluntariosos, pese a que les enseñamos a no hacer esfuerzos en vano. Son alegres, con los pocos motivos que hay para la alegría. Son participativos, aunque les enseñamos que la falta de compromiso evita problemas. ¿Qué es lo que cabrea de los jóvenes? ¿No será que son mejores que lo que les hemos enseñado?
Bueno, y en estas estamos: que no sé si por mi voluntad de imitar a Séneca en eso de ser moscardón, o mis ganas de hacerme defensor de las causas perdidas, que me he puesto a darle cuerpo a esa idea que entonces me surgió.
Para empezar, e imitando al Maestro, me gustaría utilizar un ejemplo, una especie de chiste, pero sin gracia. En él, en una conversación entre dos amigos, uno se quejaría al otro de la cantidad de insultos que había recibido ese día. A la pregunta de su compañero sobre si había discutido con alguien, le respondería que no, que todo había sido al gritar cara a una montaña desierta, que le había contestado los mismos insultos que le dirigía (por efecto del eco, claro).
Bueno, ¿a dónde quiero llegar? Pues a la idea de que nos quejamos de la desmotivación, el interés, la poca educación, la grosería de nuestros jóvenes, pero , siguiendo el refrán (manos que no dáis, ¿qué esperáis?), ¿qué imagen esperamos que nos devuelva la juventud, que no es sino un reflejo en un espejo? Atención, que no estoy diciendo que seamos todos y cada uno de nosotros los que sirvamos de ejemplo en esas actitudes viciosas, pero, fijémonos: ¿qué modelos les ofrecemos los adultos (no todos, claro, y puede que tampoco nosotros) para que aprendan de ellos? Si encendemos la televisión, poco más que concursos estúpidos, en los que no se premia la inteligencia, sino más bien la estulticia. Mientras escribo estas letras, escucho la sintonía de uno, en el que se premia a cada concursante con un rato de protagonismo, demostrando que se puede llegar a ser más estúpido que el propio presentador (ahora es presentadora, porque el que había, ahora icono del movimiento gay y antes imagen de símbolo sexual para quinceañeras poco exigentes, se ha ido a preparar otro programa que hace bueno al anterior). Ya decía José María García que "a un español, le pones una gorra de plato, y se transforma". Sustitúyase poner una gorra con dar unos minutos en la televisión, con la ayuda necesaria de un presentador/a cuya cabeza sea hermosa, pero sin seso. Hay que ver la de idioteces que se le ocurren a un ciudadano de a pie cuando se le da un micro y unos minutos de "gloria". De mi etapa de estudiante me suena que determinada corriente artística pretendía "elevar lo popular a la categoría de arte". Sin duda la televisión pretende elevar lo chabacano a la categoria de producto de consumo. Sigamos con los ejemplos que les ofrecemos a los jóvenes. Se me ocurre que el auge de loterías, premios, dinero fácil y rápido, no fomentará en unas mentes que se están formando la idea del esfuerzo, del premio al trabajo diario. Recuerdo que ya me sonaba a extraño cuando mi padre me decía otro refrán, "no hay mejor lotería que una buena economía". Imagínense ahora. Que se juegue está bien, todos jugamos. Que se potencie la imagen del trabajador como un desgraciado, como un eterno opositor a millonario al que "todavía" no le ha tocado la lotería me parece pernicioso, desde luego. ¿Pretendemos que el/la joven sea inmune a todo este bombardeo? El trabajo. Esa asignatura pendiente. Se les repite a diestro y siniestro, y no sólo por los medios de comunicación, que "Ronaldinho" va a meter goles porque "se nota que se está divirtiendo". Si no, nada. Y pretendemos que trabajen tengan o no motivación. ESto quiero aclararlo. Siempre he pensado que el alumno ha de hacer sus obligaciones le divierta o no le divierta. Lo que me irrita es esa visión lúdica del adulto. Ahora rendiré porque me divierte mi trabajo. Madre mía, qué peligro.
Otros ejemplos para los alumnos. Dinio, Antonio David, Tony Anipke (lo siento, me parece muy fuerte tener que buscar en google cómo se escribe correctamente los nombres de estos sujetos). ¿No ven que lo que "vende" es contar con quién se ha acostado cada uno? Ayer vi en la tele una mujer que contaba secretos sobre este sujeto. Era paradógico: esta mujer estaba en calidad de "amiga" (ya saben otro refrán italiano, "de los enemigos me libre Dios...") del susodicho Tony, conocido por ser marido de una tercera, a su vez conocida por ser viuda de un cuarto, que era conocido por ser ex de una quinta, Rocio Jurado, la más grande. ¿No es un poco excesivo? Además en estos programas se permiten lecciones de ética bastante trasnochada, por no decir directamente otro término. Escuchamos con frecuencia: "un hombre que se viste por los pies", "todo un caballero", y expresiones de parecido pelaje para referirse a actitudes que ruborizarían a Mesalina. Todo se compra y se vende. Y si se dan detalles, mejor.
Vamos a ver otro ejemplo: ¿qué esperamos que entiendan los jóvenes cuando ven la de veces que se anuncia la noticia del uso de determinadas drogas "blandas" para fines terapéuticos? Tal vez habría que añadir a ese tipo de informaciones que también se utiliza derivados de la morfina para esos mismos usos, y esa imagen pretendidamente inofensiva del "porro" cambiaría. O habría que informar de cómo se necesita aliviar los dolores de un enfermo para aplicar esos "medicamentos". ¿No es contradictorio que se persiga el uso de las drogas al mismo tiempo que se defienda el uso de algunas sin explicar claramente las consecuencias? Oh, perdón, que no es lo mismo, que unas son blandas y otras duras. Mientras averiguamos los efectos en el organismo de unas y de otras, ¿no se podían callar esos voceros de la legalización?
Y la mala educación. ¿Qué otra cosa esperamos? ¿No les hemos enseñado que tiene más razón el que más grita? Quien dude de ello, por favor, que encienda la tele.
De todas maneras, tengo que decir que la juventud me sorprende. Son voluntariosos, pese a que les enseñamos a no hacer esfuerzos en vano. Son alegres, con los pocos motivos que hay para la alegría. Son participativos, aunque les enseñamos que la falta de compromiso evita problemas. ¿Qué es lo que cabrea de los jóvenes? ¿No será que son mejores que lo que les hemos enseñado?
dilluns, d’agost 07, 2006
Vacances
Estimats amics lectors: estic passant uns dies de sequera mental, per la qual cosa no llegireu res meu durant aquestes "vacances". D'altra banda, he hagut de restringir la publicació de comentaris per tal que puguen publicar només aquells que estiguen registrats. La raó és determinada empresa que amb el seu "spam" m'està envaint el correu. És una llàstima perquè em tornava boig rebre comentaris als meus articles... si ja el fet de pensar que algú em poguera llegir m'encisava...
Bé, espere poder tornar a escriure aviat. Moltes gràcies.
Bé, espere poder tornar a escriure aviat. Moltes gràcies.
divendres, de juliol 28, 2006
Mientras la lengua se enriquece... (Traducción del anterior)
Yo, con frecuencia tan reflexivo para algunas cosas, ando estos días preocupado, y os lo quiero explicar. Repasando las palabras que he aprendido últimamente, me he dado cuenta de una cosa que produce espanto. Porque, ¿sabéis cuáles son las últimas palabras que he incorporado a mi vocabulario "de cada día"? Pues son "cayuco", "katiusha", "EPO"...
Quiero decir con esto que, una vez más, la lengua puede ser (por lo menos yo lo pienso así) un síntoma de un estado de cosas. De la misma manera que recuerdo (es una manera de hablar, evidentemente no la recuerdo) la etapa de mi vida en que las palabras que aprendí eran mami, papi, dormir o teta, o otra etapa diferente, en que el discurrir de las vidas me llevó a conocer "metástasis" o "quimioterapia", y a esas etapas van asociados conocimientos, sentimientos, acciones, ahora me pregunto qué conocimientos, qué sentimientos, qué acciones pueden ir ligados a estos términos. De los que he aprendido últimamente, no hace falta que responda por vosotros, pero os doy una pista: los sentimientos que me generan estas palabras no son de tranquilidad, ni de paz. Es decir, en qué mundo vivimos para que lo que sentimos cada día hable de muerte, de desgracias, de "juego sucio"?
De qué es, entonces, síntoma todo esto? Es algo parecido al aprendizaje de la geografía mundial: ¿no es triste el hecho de que, si no aprendiste las capitales de los países de África en el colegio ahora los aprendas por la extensión (o peor, por la eternización) del hambre, de los desastres y el hambre, o de las guerras y el hambre?
Pensad en ello, por favor: ¿dónde habéis aprendido y por qué que Mogadiscio es la capital de Somalia? Yo os confieso que en la TV, y no por un documental sobre la fauna. Ya cité una vez [en este blog] la pregunta que se hizo Benedicto XVI en la puerta de uno de los campos de concentración, de dónde estaba Dios durante los abusos de los nazis. Yo, que no soy nadie, vuelvo a decir lo mismo que pensé cuando lo leí: ¿dónde estábamos nosotros? ¿Dónde estamos ahora?
Cada día doy clases en secundaria, y cada día confío en que estos alumnos que pretenden cambiar el mundo no renuncien nunca a ese anhelo. También espero que pronto mi hijo, que acaba de nacer, aprenda nuevas palabras como "amistad", "solidaridad" o "respeto". Y si no las aprende, o si las aprende pero vive en un mundo que no las utiliza, yo le preguntaré: ¿y dónde estabas tú?
Quiero decir con esto que, una vez más, la lengua puede ser (por lo menos yo lo pienso así) un síntoma de un estado de cosas. De la misma manera que recuerdo (es una manera de hablar, evidentemente no la recuerdo) la etapa de mi vida en que las palabras que aprendí eran mami, papi, dormir o teta, o otra etapa diferente, en que el discurrir de las vidas me llevó a conocer "metástasis" o "quimioterapia", y a esas etapas van asociados conocimientos, sentimientos, acciones, ahora me pregunto qué conocimientos, qué sentimientos, qué acciones pueden ir ligados a estos términos. De los que he aprendido últimamente, no hace falta que responda por vosotros, pero os doy una pista: los sentimientos que me generan estas palabras no son de tranquilidad, ni de paz. Es decir, en qué mundo vivimos para que lo que sentimos cada día hable de muerte, de desgracias, de "juego sucio"?
De qué es, entonces, síntoma todo esto? Es algo parecido al aprendizaje de la geografía mundial: ¿no es triste el hecho de que, si no aprendiste las capitales de los países de África en el colegio ahora los aprendas por la extensión (o peor, por la eternización) del hambre, de los desastres y el hambre, o de las guerras y el hambre?
Pensad en ello, por favor: ¿dónde habéis aprendido y por qué que Mogadiscio es la capital de Somalia? Yo os confieso que en la TV, y no por un documental sobre la fauna. Ya cité una vez [en este blog] la pregunta que se hizo Benedicto XVI en la puerta de uno de los campos de concentración, de dónde estaba Dios durante los abusos de los nazis. Yo, que no soy nadie, vuelvo a decir lo mismo que pensé cuando lo leí: ¿dónde estábamos nosotros? ¿Dónde estamos ahora?
Cada día doy clases en secundaria, y cada día confío en que estos alumnos que pretenden cambiar el mundo no renuncien nunca a ese anhelo. También espero que pronto mi hijo, que acaba de nacer, aprenda nuevas palabras como "amistad", "solidaridad" o "respeto". Y si no las aprende, o si las aprende pero vive en un mundo que no las utiliza, yo le preguntaré: ¿y dónde estabas tú?
Mentre la llengua s'enriqueix...
Jo, sovint tan reflexiu per a algunes coses, estic aquestos dies preocupat, i us ho vull explicar. Repassant les paraules que he aprés darrerament, m'he adonat d'una cosa esfereïdora. Perquè, sabeu quines són els darrers mots que he incorporat al meu vocabulari "de cada dia"? Doncs són "cayuco", "katiusha", "EPO"...
Vull dir amb això que, una vegada més, la llengua pot ser (si més no, jo ho pense així) un simptoma d'un estat de coses. De la mateixa manera que recorde (és una manera de parlar, evidentment no la recorde) l'etapa de la meua vida en què les paraules que vaig aprendre eren mami, papi, dormir o "mama", o una altra etapa, en què el discórrer de les vides em dugué a aprendre "metàstasi", o "quimioteràpia", i a eixes etapes van associades coneixements, sentiments, accions, ara em pregunte quins coneixements, quins sentiments, quines accions poden anar lligats a aquestos termes. Dels que he aprés darrerament, no cal que conteste per vosaltres, però us done una pista: els sentiments que em generen aquestes paraules no són de tranquil·litat, ni de pau. És a dir, en quin món vivim que el que sentim cada dia parla de mort, de desgràcies, de "joc brut"?
De què és, doncs, símptoma tot açò? És alguna cosa semblant a l'aprenentatge de la geografia mundial: no és trist el fet que, si no aprengueres les capitals dels països d'Àfrica a l'escola, ara els aprengues per l'extensió (o pitjor, per l'eternització) de la fam, dels desastres i la fam, o de les guerres i la fam? Penseu-ho, per favor: on heu aprés i per què que Mogadiscio és la capital de Somàlia? Jo us confesse que a la TV, i no per un documental sobre la fauna. Ja vaig esmentar una vegada la pregunta que es va fer Benet XVIé a la porta d'un dels camps de concentració, d'on estava Déu durant els abusos dels nazis. Jo, que no sóc ningú, torne a dir el mateix que pensí quan ho vaig llegir: on érem nosaltres? on som ara nosaltres?
Cada dia done classe a secundària, i cada dia confie que aquestos alumnes que pretenen canviar el món no renuncien mai a eixe desig. També espere que aviat el meu fill que acaba de néixer aprenga noves paraules com ara "amistat", "solidaritat" o "respecte". I si no les aprén, o si les aprén però viu en un món que no les utilitza, jo li preguntaré: i on estaves tu?
Vull dir amb això que, una vegada més, la llengua pot ser (si més no, jo ho pense així) un simptoma d'un estat de coses. De la mateixa manera que recorde (és una manera de parlar, evidentment no la recorde) l'etapa de la meua vida en què les paraules que vaig aprendre eren mami, papi, dormir o "mama", o una altra etapa, en què el discórrer de les vides em dugué a aprendre "metàstasi", o "quimioteràpia", i a eixes etapes van associades coneixements, sentiments, accions, ara em pregunte quins coneixements, quins sentiments, quines accions poden anar lligats a aquestos termes. Dels que he aprés darrerament, no cal que conteste per vosaltres, però us done una pista: els sentiments que em generen aquestes paraules no són de tranquil·litat, ni de pau. És a dir, en quin món vivim que el que sentim cada dia parla de mort, de desgràcies, de "joc brut"?
De què és, doncs, símptoma tot açò? És alguna cosa semblant a l'aprenentatge de la geografia mundial: no és trist el fet que, si no aprengueres les capitals dels països d'Àfrica a l'escola, ara els aprengues per l'extensió (o pitjor, per l'eternització) de la fam, dels desastres i la fam, o de les guerres i la fam? Penseu-ho, per favor: on heu aprés i per què que Mogadiscio és la capital de Somàlia? Jo us confesse que a la TV, i no per un documental sobre la fauna. Ja vaig esmentar una vegada la pregunta que es va fer Benet XVIé a la porta d'un dels camps de concentració, d'on estava Déu durant els abusos dels nazis. Jo, que no sóc ningú, torne a dir el mateix que pensí quan ho vaig llegir: on érem nosaltres? on som ara nosaltres?
Cada dia done classe a secundària, i cada dia confie que aquestos alumnes que pretenen canviar el món no renuncien mai a eixe desig. També espere que aviat el meu fill que acaba de néixer aprenga noves paraules com ara "amistat", "solidaritat" o "respecte". I si no les aprén, o si les aprén però viu en un món que no les utilitza, jo li preguntaré: i on estaves tu?
dissabte, de juliol 22, 2006
El inglés en mil palabras (o casi). Traducción del anterior.
He oído últimamente en la radio un anuncio de una empresa para aprender inglés en 1000 (léase, si se quiere, mil) palabras, y que al tiempo defiende una funcionalidad avalada por la experiencia. Enseguida me ha venido una reflexión (los amigos me sabréis reflexivo): yo, como profesor de valenciano que soy, ¿qué palabras incluiría en esa lista a partir de la cual una persona ya "sabe" hablar el idioma, en este caso, de Ausiàs March?
Empecemos por partes: la primera de las cuestiones es que supongo que además de las palabras (recordemos, mil, ni una más necesitamos) enseñará el curso también cosas tan "funcionales" como son el género, masculino y femenino, el número, singular y plural, los tiempos verbales... y más, de manera tal que no nos convirtamos en herederos de "Toro Sentado" (lo hubiese puesto en inglés, pero todavía no he empezado el curso de los 1000 palabros y no domino la lengua de Bienvenida Pérez)
a la hora de hablar, ya sabéis, con el "Indio no fumar la pipa [de la] paz con tu".
Una vez salvada esta pequeña inconveniencia del plural, del femenino, y el resto de los caprichos de un idioma, se me plantea el verdadero obstáculo: ¿qué mil palabras? ¿Y cuáles no incluyo, y por tanto condeno a ser consideradas inútiles, improductivas, parasitarias?
La verdad es que la situación que tiene quien tenga que hacer la lista es complicada, como poco. Empecemos por los substantivos (¿qué sería la lengua sin nombres?), porque ha de haberlos. Para facilitar las cosas, miremos los campos semánticos, esto es, agrupemos las nombres relacionados, para que esto no sea un caos. Por ejemplo, los animales. Si el total son mil palabras, calculo que los substantivos no pueden ser más de trescientos, con lo que, por ejemplo, al reino animal no le corresponden más de veinte. Pongámonos, pues, a escoger: perro, gato, burro, pato, pájaro (sí, sé que no es lo mismo una golondrina, la que no hace primavera, que un canario, el que da nombre al color, pero es que no caben todos!!!), ratón, cerdo, ternera, cordero, hormiga, mosca (mosquito es otro??? preguntémosle al zoólogo, o a mis tobillos), conejo, pollo, sepia, pescado, caballo, pavo, simio (no nos olvidemos del gran simio, puesto que conforme van las cosas, y los proyectos actuales, pronto podrían ser como de la familia, especialmente la de algunos), abeja, mariposa, y ya tenemos los veinte. Dejemos de lado tigres, leones, elefantes, pingüinos, y muchos más porque, como no los podemos ver cada día (por lo menos, yo no los veo), los supongo "poco útiles" para uno de estos programas de aprendizaje digamos agresivo.
Después de todo, si me perdonáis la imagen, se me aparece la cara de Noé, decepcionado por una elección tan restrictiva. ¿Para esto, todo el viaje? Sí, ya sé que ahora está de moda Kavafis, y aquello de que lo que importe es el propio viaje y no el destino. Pero hay que tener en cuenta que Kavafis no se tuvo que enfrentar a un diluvio que, además, fue universal. De hecho el poeta griego no vivió ni la "Riuà", la inundación de València del 59.
Sinceramente, tampoco me imagino a Noé a la puerta del arca (al fin y al cabo era suya) haciendo de "segurata" para decir a los animales "tú sí subes" o "tú te ahogas", que sólo caben veinte. De hecho, con tanto animal, seguro que se colaría alguna bestezuela para la que, por desgracia, ya no quedaría nombre.
Bueno, ¿y las plantas? ¿Y las herramientas? ¿Y los objetos? Recordad que dejábamos 300 nombres, y nos los tenemos que repartir. No podemos dejar de lado palabras como "amigo", "madre", "dinero", y un largo etcétera. Por el bien de la buena educación, apartaremos las palabras malsonantes, pero así y todo no nos salen las cuentas. Porque nos quedan todavía los verbos, tan necesarios para decir que existimos, qué somos, qué hacemos; los adjetivos, para decir cómo somos o cómo son las cosas; los pronombres, para no repetirnos; las preposiciones, para distinguir quien hace una cosa de aquél al que se la hacen; las conjunciones, los determinantes, todo aquello que hace que las frases no sean de tres palabras, y se pueda distinguir esto de aquello, mío de tuyo; y los adverbios, que si no hay quien no sabe ni dónde ni cómo está.
Bueno, resumiendo, que no me sale la lista de marras. Porque ya me parece absurdo que alguien crea que aprender un idioma es algo fácil como para creer además que se reduce a mil palabras, y basta. Y eso sin contar con los juegos de palabras, los equívocos que nos surgen a los que aprendemos un idioma (recuerdo a un inglés que me dijo que su mujer no era un personaje importante, era una "cualquiera"). Y sobre todo sin contar con la literatura, con las metáforas, con todo lo que supone una lengua. ¿Puede que sea porque la literatura, el pensamiento, la cultura sea "poco funcional"? Así nos va. Pronto nos igualaremos al simio, y no porque estos animales eleven su coeficiente.
PD. Este texto es la traducción de la entrada anterior. No me he podido resistir, dado que he visto que mi buen amigo Manel Mora Fandos me ha incluído gentilmente en sus enlaces de su página, que sé que lee gente desde diversos puntos de la Península. Mi falta de modestia me ha llevado a pensar que tal vez alguna de estas personas decida dedicar unos minutos a mi página, y he pensado que tal vez encuentre en ella algo interesante. Gracias a todos.
Empecemos por partes: la primera de las cuestiones es que supongo que además de las palabras (recordemos, mil, ni una más necesitamos) enseñará el curso también cosas tan "funcionales" como son el género, masculino y femenino, el número, singular y plural, los tiempos verbales... y más, de manera tal que no nos convirtamos en herederos de "Toro Sentado" (lo hubiese puesto en inglés, pero todavía no he empezado el curso de los 1000 palabros y no domino la lengua de Bienvenida Pérez)
a la hora de hablar, ya sabéis, con el "Indio no fumar la pipa [de la] paz con tu".
Una vez salvada esta pequeña inconveniencia del plural, del femenino, y el resto de los caprichos de un idioma, se me plantea el verdadero obstáculo: ¿qué mil palabras? ¿Y cuáles no incluyo, y por tanto condeno a ser consideradas inútiles, improductivas, parasitarias?
La verdad es que la situación que tiene quien tenga que hacer la lista es complicada, como poco. Empecemos por los substantivos (¿qué sería la lengua sin nombres?), porque ha de haberlos. Para facilitar las cosas, miremos los campos semánticos, esto es, agrupemos las nombres relacionados, para que esto no sea un caos. Por ejemplo, los animales. Si el total son mil palabras, calculo que los substantivos no pueden ser más de trescientos, con lo que, por ejemplo, al reino animal no le corresponden más de veinte. Pongámonos, pues, a escoger: perro, gato, burro, pato, pájaro (sí, sé que no es lo mismo una golondrina, la que no hace primavera, que un canario, el que da nombre al color, pero es que no caben todos!!!), ratón, cerdo, ternera, cordero, hormiga, mosca (mosquito es otro??? preguntémosle al zoólogo, o a mis tobillos), conejo, pollo, sepia, pescado, caballo, pavo, simio (no nos olvidemos del gran simio, puesto que conforme van las cosas, y los proyectos actuales, pronto podrían ser como de la familia, especialmente la de algunos), abeja, mariposa, y ya tenemos los veinte. Dejemos de lado tigres, leones, elefantes, pingüinos, y muchos más porque, como no los podemos ver cada día (por lo menos, yo no los veo), los supongo "poco útiles" para uno de estos programas de aprendizaje digamos agresivo.
Después de todo, si me perdonáis la imagen, se me aparece la cara de Noé, decepcionado por una elección tan restrictiva. ¿Para esto, todo el viaje? Sí, ya sé que ahora está de moda Kavafis, y aquello de que lo que importe es el propio viaje y no el destino. Pero hay que tener en cuenta que Kavafis no se tuvo que enfrentar a un diluvio que, además, fue universal. De hecho el poeta griego no vivió ni la "Riuà", la inundación de València del 59.
Sinceramente, tampoco me imagino a Noé a la puerta del arca (al fin y al cabo era suya) haciendo de "segurata" para decir a los animales "tú sí subes" o "tú te ahogas", que sólo caben veinte. De hecho, con tanto animal, seguro que se colaría alguna bestezuela para la que, por desgracia, ya no quedaría nombre.
Bueno, ¿y las plantas? ¿Y las herramientas? ¿Y los objetos? Recordad que dejábamos 300 nombres, y nos los tenemos que repartir. No podemos dejar de lado palabras como "amigo", "madre", "dinero", y un largo etcétera. Por el bien de la buena educación, apartaremos las palabras malsonantes, pero así y todo no nos salen las cuentas. Porque nos quedan todavía los verbos, tan necesarios para decir que existimos, qué somos, qué hacemos; los adjetivos, para decir cómo somos o cómo son las cosas; los pronombres, para no repetirnos; las preposiciones, para distinguir quien hace una cosa de aquél al que se la hacen; las conjunciones, los determinantes, todo aquello que hace que las frases no sean de tres palabras, y se pueda distinguir esto de aquello, mío de tuyo; y los adverbios, que si no hay quien no sabe ni dónde ni cómo está.
Bueno, resumiendo, que no me sale la lista de marras. Porque ya me parece absurdo que alguien crea que aprender un idioma es algo fácil como para creer además que se reduce a mil palabras, y basta. Y eso sin contar con los juegos de palabras, los equívocos que nos surgen a los que aprendemos un idioma (recuerdo a un inglés que me dijo que su mujer no era un personaje importante, era una "cualquiera"). Y sobre todo sin contar con la literatura, con las metáforas, con todo lo que supone una lengua. ¿Puede que sea porque la literatura, el pensamiento, la cultura sea "poco funcional"? Así nos va. Pronto nos igualaremos al simio, y no porque estos animales eleven su coeficiente.
PD. Este texto es la traducción de la entrada anterior. No me he podido resistir, dado que he visto que mi buen amigo Manel Mora Fandos me ha incluído gentilmente en sus enlaces de su página, que sé que lee gente desde diversos puntos de la Península. Mi falta de modestia me ha llevado a pensar que tal vez alguna de estas personas decida dedicar unos minutos a mi página, y he pensado que tal vez encuentre en ella algo interesante. Gracias a todos.
dijous, de juliol 20, 2006
L'anglés en mil paraules.
Darrerament sent a la ràdio un anunci per a aprendre anglés en 1000 (mil) paraules i que a més defén una funcionalitat avalada per l'experiència. De seguida m'ha vingut una reflexió: jo, com a professor de valencià que sóc, quines mil paraules posaria en eixa llista a partir de la qual una persona ja "sap" parlar l'idioma, en aquest cas, d'Ausiàs March?
Comencem per parts: la primera de les qüestions és que supose que a més de les paraules ensenyarà coses tan "funcionals" com ara el gènere, masculí i femení, el nombre, singular i plural, els temps verbals, i més, de tal manera que no ens convertim en hereus de "Bou Assegut" (disculpeu la traducció, encara no he fet el curs de les 1000 paraules i no sé escriure-ho en anglés) a l'hora de parlar, ja sabeu, amb el "Indi voler fumar pipa [de la] paz".
Una vegada salvada aquesta petita inconveniència del plural, femení, i la resta dels capricis d'un idioma, se'm planteja el vertader entrebanc: quines mil paraules? i quines condemne perquè no estiguen en eixa llista, a ser considerades inútils, no productives, parasitàries?
La veritat és que la situació que té qui haja de fer la llista és complicada. Comencem pels substantius (què seria la llengua sense noms?), perquè n'hi ha d'haver. Per facilitar les coses, mirem els camps semàntics, perquè no siga un caos. Els animals. Si el total són mil paraules, i substantius no podem posar més de tres-cents, posem per cas, al regne animal no li corresponen més de vint. Poseu-vos, doncs, a triar: gos, gat, ase, ànec, ocell (sí, ja sé que no és el mateix una oronella que un canari, però és que no caben tots!!!), ratolí, porc, vedella, anyell, formiga, mosca (mosquit?), conill, pollastre, sépia, peix, cavall, titot, simi (no l'oblideu, perquè vist com van les preocupacions i els projectes actuals, podrien acabar sent com de la família, especialment la d'alguns), abella, papallona, i ja fan vint. Deixem de banda tigres, lleons, elefants, pingüins, i molts més perquè, com que no els podem veure cada dia (si més no, jo no els veig), els suposem "poc útils" per a un d'aquestos programes d'aprenentatge agressiu.
Després de tot, si em perdoneu la imatge, se'm representa la cara de Noé, decebut per la tria tan restrictiva. Per a això, tot el viatge?, Sí, ja sé que ara està de moda Kavafis, i allò seu que el que importa és el propi viatge i no l'arribada. Però Kavafis no hagué de fer front a un diluvi que, a més, va ser universal. De fet el poeta grec no va viure ni la "Riuà".
Sincerament, tampoc no m'imagine Noé a la porta de l'arca fent de "segurata" per dir als animals "tu sí puges" o "tu t'ofegues", que només caben vint. De fet, amb tant d'animalot, segur que s'escolaria alguna bestiola per a la qual ja no hi hauria nom.
Bé, i les plantes? i els intruments? I les persones? recordeu que deixàvem 300 noms, i se'ls hem de repartir. No podem deixar de banda paraules com ara "amic", "mare", "diners", i un llarg etcètera. Pel bé de la bona educació, deixarem de banda les paraules malsonants, però així i tot no eixen els compters. Perquè ens queden encara els verbs, tan necessaris, per a dir que existim, què som, què fem, els adjectius, per a dir com som o com són les coses, els pronoms, per a no repetir-nos, les preposicions, per a distingir qui fa una cosa d'aquell a qui li la fan; les conjuncions, els determinants, tot allò que fa que les frases no siguen de tres paraules, i es puga distingir açò d'allò, meu de teu; i els adverbis, que si no hi ha qui no sap ni on ni com està...
Bé, resumint, que a mi no m'eix l'esmentada llista. Perquè ja em sembla absurd que algú crega que aprendre un idioma és una cosa fàcil com per a més creure que es redueix a mil paraules i prou. I això sense contar amb els jocs de paraules, els equívocs que sovint ens passen als que aprenem un idioma (recorde un anglés que em va dir que la seua dona era una "qualsevol", per exemple). I sobretot sense contar amb la literatura, amb les metàfores, amb tot. Potser perquè la literatura, la cultura, el pensament en general siga "poc funcional"? Així ens va. Aviat ens igualarem als simis, sense dubte, i no perquè aquestos animals pugen el seu coeficient.
Comencem per parts: la primera de les qüestions és que supose que a més de les paraules ensenyarà coses tan "funcionals" com ara el gènere, masculí i femení, el nombre, singular i plural, els temps verbals, i més, de tal manera que no ens convertim en hereus de "Bou Assegut" (disculpeu la traducció, encara no he fet el curs de les 1000 paraules i no sé escriure-ho en anglés) a l'hora de parlar, ja sabeu, amb el "Indi voler fumar pipa [de la] paz".
Una vegada salvada aquesta petita inconveniència del plural, femení, i la resta dels capricis d'un idioma, se'm planteja el vertader entrebanc: quines mil paraules? i quines condemne perquè no estiguen en eixa llista, a ser considerades inútils, no productives, parasitàries?
La veritat és que la situació que té qui haja de fer la llista és complicada. Comencem pels substantius (què seria la llengua sense noms?), perquè n'hi ha d'haver. Per facilitar les coses, mirem els camps semàntics, perquè no siga un caos. Els animals. Si el total són mil paraules, i substantius no podem posar més de tres-cents, posem per cas, al regne animal no li corresponen més de vint. Poseu-vos, doncs, a triar: gos, gat, ase, ànec, ocell (sí, ja sé que no és el mateix una oronella que un canari, però és que no caben tots!!!), ratolí, porc, vedella, anyell, formiga, mosca (mosquit?), conill, pollastre, sépia, peix, cavall, titot, simi (no l'oblideu, perquè vist com van les preocupacions i els projectes actuals, podrien acabar sent com de la família, especialment la d'alguns), abella, papallona, i ja fan vint. Deixem de banda tigres, lleons, elefants, pingüins, i molts més perquè, com que no els podem veure cada dia (si més no, jo no els veig), els suposem "poc útils" per a un d'aquestos programes d'aprenentatge agressiu.
Després de tot, si em perdoneu la imatge, se'm representa la cara de Noé, decebut per la tria tan restrictiva. Per a això, tot el viatge?, Sí, ja sé que ara està de moda Kavafis, i allò seu que el que importa és el propi viatge i no l'arribada. Però Kavafis no hagué de fer front a un diluvi que, a més, va ser universal. De fet el poeta grec no va viure ni la "Riuà".
Sincerament, tampoc no m'imagine Noé a la porta de l'arca fent de "segurata" per dir als animals "tu sí puges" o "tu t'ofegues", que només caben vint. De fet, amb tant d'animalot, segur que s'escolaria alguna bestiola per a la qual ja no hi hauria nom.
Bé, i les plantes? i els intruments? I les persones? recordeu que deixàvem 300 noms, i se'ls hem de repartir. No podem deixar de banda paraules com ara "amic", "mare", "diners", i un llarg etcètera. Pel bé de la bona educació, deixarem de banda les paraules malsonants, però així i tot no eixen els compters. Perquè ens queden encara els verbs, tan necessaris, per a dir que existim, què som, què fem, els adjectius, per a dir com som o com són les coses, els pronoms, per a no repetir-nos, les preposicions, per a distingir qui fa una cosa d'aquell a qui li la fan; les conjuncions, els determinants, tot allò que fa que les frases no siguen de tres paraules, i es puga distingir açò d'allò, meu de teu; i els adverbis, que si no hi ha qui no sap ni on ni com està...
Bé, resumint, que a mi no m'eix l'esmentada llista. Perquè ja em sembla absurd que algú crega que aprendre un idioma és una cosa fàcil com per a més creure que es redueix a mil paraules i prou. I això sense contar amb els jocs de paraules, els equívocs que sovint ens passen als que aprenem un idioma (recorde un anglés que em va dir que la seua dona era una "qualsevol", per exemple). I sobretot sense contar amb la literatura, amb les metàfores, amb tot. Potser perquè la literatura, la cultura, el pensament en general siga "poc funcional"? Així ens va. Aviat ens igualarem als simis, sense dubte, i no perquè aquestos animals pugen el seu coeficient.
diumenge, de juliol 16, 2006
Llibres recomanats
Avui, que tinc una estona, volia aprofitar per recomanar algun llibre en valencià. Concretament acabe de llegir Quan la lluna escampa els morts, d'Esperança Camps. El recomane especialment pel llenguatge, molt ric. Sense dubte de fa uns anys es publiquen en valencià llibres on destaca un domini del llenguatge que fins ara només era patrimoni gairebé únic dels Ferran Torrent, Mira, Lozano, etc. Saludem amb esperança aquesta promoció de Camps, Bodí, Vilaplana, Alapont (aquest ja du uns anys, especialment en literatura infantil). No conec amb massa profunditat el panorama editorial valencià, però pel que he sentit, sembla que aquest esforç literari d'aquestos autors és doblement admirable.
Gràcies, doncs.
Gràcies, doncs.
dilluns, de juliol 10, 2006
El futbol és una ciència (però no és exacta)
No ho puc evitar: m'agrada el futbol. I m'agrada especialment des que he començat a entendre, no ja les seues regles, sinó el que pense que són els principis bàsics: l'estratègia, els plantejaments, l'estudi dels equips, etc.
M'agrada el futbol i em molesta (com veureu aquells que em pateixen, tot em molesta) eixa associació que es fa tan sovint entre aquest esport i el "borreguisme". Si el futbol és un esport de masses no té la culpa ell. O és que el responsable de l'ús del "pa i circ" és el pa? O el circ? Recordem que Cèsar August Germànic (Cal·lígula, per als amics, per les botetes militars -caliga- que duia quan es juntava amb l'exèrcit romà de petit) inicià el terrible costum de llençar els esclaus a les feres quan pujà el preu de la vedella; qui en tenia la culpa? Millor dit, qui n'era, el responsable? La vedella? Les feres?
El futbol és un esport d'estratègia, tan respectable com un altre joc d'estratègia, els escacs. Sobre el camp es dibuixen els atacants, els defensors, la línia central, les bandes...
I també m'agrada quan veig el futbol explicat com el que és. Fa temps que rebutge eixes retransmissions fetes per antics jugadors, com si haver jugat a futbol et capacités per a emetre júdicis clars i intel·ligents sobre tot el que passa a un camp. Els periodistes per a la tasca periodística, i els futbolistes a jugar. Al cap i a la fi, si em disculpeu la comparació, seria com si el major especialista en administrar justícia fóra el Vaquilla, el Tempranillo o Andy Dufresne. Gaudisc de comentaristes com ara Maldonado, qui converteix els comentaris en explicacions serioses, quasi en ciència. Recorde ahir la final del Campionat del Món: abans de l'errada de Trezeguet pronosticà que el davanter podria tindre problemes amb el nerviosisme de no haver estat titular i criticar el seleccionador.
Parle també del futbol com a ciència per diferenciar-la de la mitologia, mitologia de què parla el meu amic Josep Manel Mora, per referir-se a eixos nous ídols del camp (sempre fa broma sobre això, Mora: diu que no li agrada el futbol perquè no li van eixes noves mitologies). No, el futbol no és això. El futbol sempre ha estat joc, intel·ligència, joc net. El futbol l'han escrit amb les seues jugades Ardiles, Pelé, Kempes, i no pel seu pentinat, ni pel color de la pell, ni per les sortides nocturnes. També l'ha escrit Zidane, a qui algun dia perdonarem la pèrdua de nervis amb l'agressió d'ahir. Sempre ha estat per a mi un exemple d'humiltat, de joc net, de visió de joc.
Recorde la satisfacció que vaig sentir en veure arribar la selecció francesa a la final, selecció que havia estat qualificada pels comentaristes espanyols de "geriàtric francés". També em ve al cap determinades afirmacions del seleccionador espanyol sobre Henry i el seu color de pell. En qualsevol país mitjanament civilitzat hauria dimitit. Com li explique jo als meus alumnes que lluiten contra la xenofòbia així?
El futbol, al cap i a la fi, m'agrada per tot: espectacle, però intel·ligència; força i resistència, però control. Durant anys recordaré el partit de semifinal d'Itàlia, en què es va veure un equip clarament atacant, on Lippi s'ho jugà tot a la carta a què no estan acostumats els italians, inventors del "pany i clau" (lliurement he traduït jo "catenaccio" per aquest terme). El que passa és que no sempre guanya el millor. Ahir el millor va ser França, al meu parer. Però el futbol és així. I és que el futbol és una ciència... però no és exacta.
M'agrada el futbol i em molesta (com veureu aquells que em pateixen, tot em molesta) eixa associació que es fa tan sovint entre aquest esport i el "borreguisme". Si el futbol és un esport de masses no té la culpa ell. O és que el responsable de l'ús del "pa i circ" és el pa? O el circ? Recordem que Cèsar August Germànic (Cal·lígula, per als amics, per les botetes militars -caliga- que duia quan es juntava amb l'exèrcit romà de petit) inicià el terrible costum de llençar els esclaus a les feres quan pujà el preu de la vedella; qui en tenia la culpa? Millor dit, qui n'era, el responsable? La vedella? Les feres?
El futbol és un esport d'estratègia, tan respectable com un altre joc d'estratègia, els escacs. Sobre el camp es dibuixen els atacants, els defensors, la línia central, les bandes...
I també m'agrada quan veig el futbol explicat com el que és. Fa temps que rebutge eixes retransmissions fetes per antics jugadors, com si haver jugat a futbol et capacités per a emetre júdicis clars i intel·ligents sobre tot el que passa a un camp. Els periodistes per a la tasca periodística, i els futbolistes a jugar. Al cap i a la fi, si em disculpeu la comparació, seria com si el major especialista en administrar justícia fóra el Vaquilla, el Tempranillo o Andy Dufresne. Gaudisc de comentaristes com ara Maldonado, qui converteix els comentaris en explicacions serioses, quasi en ciència. Recorde ahir la final del Campionat del Món: abans de l'errada de Trezeguet pronosticà que el davanter podria tindre problemes amb el nerviosisme de no haver estat titular i criticar el seleccionador.
Parle també del futbol com a ciència per diferenciar-la de la mitologia, mitologia de què parla el meu amic Josep Manel Mora, per referir-se a eixos nous ídols del camp (sempre fa broma sobre això, Mora: diu que no li agrada el futbol perquè no li van eixes noves mitologies). No, el futbol no és això. El futbol sempre ha estat joc, intel·ligència, joc net. El futbol l'han escrit amb les seues jugades Ardiles, Pelé, Kempes, i no pel seu pentinat, ni pel color de la pell, ni per les sortides nocturnes. També l'ha escrit Zidane, a qui algun dia perdonarem la pèrdua de nervis amb l'agressió d'ahir. Sempre ha estat per a mi un exemple d'humiltat, de joc net, de visió de joc.
Recorde la satisfacció que vaig sentir en veure arribar la selecció francesa a la final, selecció que havia estat qualificada pels comentaristes espanyols de "geriàtric francés". També em ve al cap determinades afirmacions del seleccionador espanyol sobre Henry i el seu color de pell. En qualsevol país mitjanament civilitzat hauria dimitit. Com li explique jo als meus alumnes que lluiten contra la xenofòbia així?
El futbol, al cap i a la fi, m'agrada per tot: espectacle, però intel·ligència; força i resistència, però control. Durant anys recordaré el partit de semifinal d'Itàlia, en què es va veure un equip clarament atacant, on Lippi s'ho jugà tot a la carta a què no estan acostumats els italians, inventors del "pany i clau" (lliurement he traduït jo "catenaccio" per aquest terme). El que passa és que no sempre guanya el millor. Ahir el millor va ser França, al meu parer. Però el futbol és així. I és que el futbol és una ciència... però no és exacta.
diumenge, de juliol 09, 2006
Benet XVIé, els "bous al carrer", les obres i Punt dos
No sé si algú comparteix el meu punt de vista, però sóc dels que pensa que cal distingir entre la visita de Benet XVIé i les despeses originades per l'Encontre de les Famílies. Per a mi Benet XVIé és ben rebut (sí, amics, no sé si us sorprén, és ben rebut) a una ciutat que sempre rep bé el visitant. No bandege que representa milions de creients per als quals la visita ha estat un esdeveniment històric i únic, i sé que haurà reconfortat moltes ànimes. El fet que jo no compartisca la seua visió en temes com els de la família o o els mitjans anticonceptius és independent. Però més independent és la despesa, sembla que inassumible, que han fet les diverses administracions (repetim, les administracions dels ciutadans, de tots els ciutadans, i no el Vaticà) per a la jornada i mitja (26 hores). Ja vaig dir, fa dies, que les obres a la ciutat em semblaven tan molestes com totes les que s'hi fan (ni més ni menys). Tampoc no us amague que em molesten més les barreres que s'han posat al meu poble per als "bous al carrer", ocupant voreres, carrers, etc. L'altre dia intentí passar amb el meu fill en el carret i vaig sentir-me un més dels marginats per les altres barreres, les arquitectòniques. Un altre dia us parlaré de les experiències que ens conten a la meua escola quan venen a parlar als xiquets els equips d'Educació Vial, i ens fan veure com sovint els principals enemics de la integració de tots i totes en la ciutat no són altres que nosaltres mateixos (quan, per exemple, aparquem en una zona reservada o no observem que impedim el pas a una cadira de rodes). Bé, el que deia, que totes les obres em molesten, sobre tot si no es justifiquen.
Però no volia parlar del Sant Pare dels catòlics, sinó del valencià en la visita. I és que no sé quina intenció ha tingut el mitjà públic de televisió, si defendre o atacar l'ús de la nostra llengua. Per a la visita s'ha convidat a diversos especialistes (en altra ocasió parlarem d'Urdaci, que mereix capítol especial, o no el mereix), tots de parla castellana. Afortunadament, els nostres periodistes parlaven en valencià. I així hem pogut sentir tota una sèrie de "neologismes" (valoreu la meua ironia, per favor) com ara "obispe" (sic), "rat" (sic, i no per referir-se al professor protagonista de la pel·lícula l'àngel blau, sinó com a sinònim de la paraula "estona")), etc. És curiós el fet, especialment perquè una de les responsables d'aquest desori (els dos atemptats a la llengua que he escrit són seus) és la directora de Punt dos, Lola Johnson, i en el programa que fa a la seua cadena no se li observen aquestos "pecadets". Us deixe dues opcions: o bé la cadena està dirigida per una incompetent (incompetent en termes de llengua, si més no), o bé les errades són voluntàries (em sembla difícil de creure, la veritat), o bé totes dues alhora. Què pretén, que odiem el valencià? Que el rebutgem perquè no el reconeixem com a la llengua que parlaven els nostres avis? Fa temps vaig sentir una curiosa hipòtesi, que no vaig creure, segons la qual hi havia qui opinava que Canal 9 havia baixat la qualitat dels seus programes (era la seua opinió, també, la de la davallada de qualitat, perquè hi ha qui opinem que la qualitat s'ha mantingut prou equilibrada) per abaratir-la per una possible privatització. Jo continue sense creure eixa hipòtesi, però m'ha semblat interessant apuntar-la.
Al mateix temps, llig en el diari que un jutge ha escrit en una sentència que una de les parts havia utilitzat el valencià, en lloc del castellà per a fer perdre temps i mitjans (aproximadament, són eixos els termes que utilitza el jutge). Esgarrifós, en un món modern, que eixa persona estiga capacitada per a decidir alguna cosa més que quina cadena posar a la televisió o si la truita la vol amb ceba o sense.
El Sant Pare ha parlat breument en valencià durant la visita (i us recorde que, si bé jo demanaria molt més, també reconec que ja és molt més del que han fet altres). Gràcies, perquè si les coses segueixen així, serà dels pocs que l'utilitza. Encara que a alguns no se'ns lleven les ganes de parlar-lo a pesar de les Loles Johnson, dels jutges, etc. Al cap i a la fi, el valencià és una altra cosa.
Però no volia parlar del Sant Pare dels catòlics, sinó del valencià en la visita. I és que no sé quina intenció ha tingut el mitjà públic de televisió, si defendre o atacar l'ús de la nostra llengua. Per a la visita s'ha convidat a diversos especialistes (en altra ocasió parlarem d'Urdaci, que mereix capítol especial, o no el mereix), tots de parla castellana. Afortunadament, els nostres periodistes parlaven en valencià. I així hem pogut sentir tota una sèrie de "neologismes" (valoreu la meua ironia, per favor) com ara "obispe" (sic), "rat" (sic, i no per referir-se al professor protagonista de la pel·lícula l'àngel blau, sinó com a sinònim de la paraula "estona")), etc. És curiós el fet, especialment perquè una de les responsables d'aquest desori (els dos atemptats a la llengua que he escrit són seus) és la directora de Punt dos, Lola Johnson, i en el programa que fa a la seua cadena no se li observen aquestos "pecadets". Us deixe dues opcions: o bé la cadena està dirigida per una incompetent (incompetent en termes de llengua, si més no), o bé les errades són voluntàries (em sembla difícil de creure, la veritat), o bé totes dues alhora. Què pretén, que odiem el valencià? Que el rebutgem perquè no el reconeixem com a la llengua que parlaven els nostres avis? Fa temps vaig sentir una curiosa hipòtesi, que no vaig creure, segons la qual hi havia qui opinava que Canal 9 havia baixat la qualitat dels seus programes (era la seua opinió, també, la de la davallada de qualitat, perquè hi ha qui opinem que la qualitat s'ha mantingut prou equilibrada) per abaratir-la per una possible privatització. Jo continue sense creure eixa hipòtesi, però m'ha semblat interessant apuntar-la.
Al mateix temps, llig en el diari que un jutge ha escrit en una sentència que una de les parts havia utilitzat el valencià, en lloc del castellà per a fer perdre temps i mitjans (aproximadament, són eixos els termes que utilitza el jutge). Esgarrifós, en un món modern, que eixa persona estiga capacitada per a decidir alguna cosa més que quina cadena posar a la televisió o si la truita la vol amb ceba o sense.
El Sant Pare ha parlat breument en valencià durant la visita (i us recorde que, si bé jo demanaria molt més, també reconec que ja és molt més del que han fet altres). Gràcies, perquè si les coses segueixen així, serà dels pocs que l'utilitza. Encara que a alguns no se'ns lleven les ganes de parlar-lo a pesar de les Loles Johnson, dels jutges, etc. Al cap i a la fi, el valencià és una altra cosa.
dimarts, de juliol 04, 2006
Descansen en pau
Avui no és dia per a reflexions, per a crítiques, per a ironies. Avui, per a mi, només és un dia de dolor, de solidaritat. Només és un dia per a manifestar que acompanye en el dolor a totes les famílies de les persones que han perdut la vida al Metro de València. La proximitat que sent cap a Torrent m'urgeix també a dedicar-los la meua abraçada. Descansen tots en pau.
dilluns, de juny 26, 2006
No pots jugar a la NBA (però sí dur les seues esportives)
Fa temps que se'm van quedar gravades a la memòria unes escenes. Es van produir a la retransmissió per televisió del concurs de mates de la NBA de 1991. A la final arriben dos jugadors, i un d'ells comença a fer uns moviments al principi inexplicables (si més no, per a mi ho eren). Els moviments consisteixen a prémer una part de la seua esportiva (trobe que se'n diu llengüeta) amb els dits, abans de l'entrada cap a la cistella. És un misteri, fins i tot per al periodista que retransmet el concurs (trobe que ara és més modern dir "event", però qui vol ser modern?). A la següent jugada, la mateixa cançó, però el càmera enfoca la sabata. Ara podem observar el que fa el jugador (se'n diu Dee Brown): sembla que hi ha una espècie de botonet (imaginari, diria jo), al qual li dedica tota la seua atenció. I a la següent jugada, una altra vegada, en aquesta ocasió amb l'acompanyament del públic, que sembla que ha trobat en aquesta cerimònia un ritual, assedegat com està (el públic, vull dir) d'explicacions mitològiques per defugir de les científiques. I novament prem, i se'ns explica que el que fa és omplir d'aire la sola, per botar millor. El misteri que hi ha darrere de tot són unes sabates amb soles "unflables". El públic, el jurat, tothom, jo, tots estem encisats: ja tenim un nou heroi, qui evidentment guanya el concurs, davant d'un contrincant que només comptava per al concurs amb el seu propi esforç, però gens de màgia.
El que em vaig plantejar temps després va ser el següent: per què va guanyar aquest jugador? Les jugades no eren massa diferents del'altre, l'esforç que posaven tots dos era semblant. A més, la veritat siga dita, el sortilegi de les sabates era ben poc efectiu, ja que arribava a la cistella sense dificultats, i dubte que el petit ajut de l'aire servira per a res (de fet, es veien imatges de partits en què Dee Brown botava a cistella amb esportives "normals" i el "tio" semblava un cangur, arribava on volia). Aleshores, què es premiava? No es premiava una altra cosa que l'anècdota, l'espectacle buit (ja que espectacle donaven tots dos, amb les seues jugades).
I quina conclusió vull treure de tot aquest rotllo? Senzillament, que fa temps que l'espectacle, la tramoia ha desplaçat allò essencial en algunes visions de l'esport. El que és important, o en la meua opinió hauria de ser-ho, és els fruits aconseguits amb l'esforç (o fins i tot el propi esforç, independentment dels fruits). Per què quan veig un partit, una competició esportiva... el que prima és eixe conjunt de coses poc importants, que haurien de formar part del màrqueting i no de la pròpia competició? Vull dir, és important que per a un partit Beckham estrene pentinat o tatuatge? És decisiu que Michael Jordan tregués la llengua quan entrava cap a la cistella (com a record de son pare, record que li quedà de veure'l quan tallava la gespa, observeu si conec detalls absurds tots publicats en premsa). Nadal jugaria pitjor si no fóra nebot de l'altre Nadal i no dugués una cinta al cap? Canta millor el "mono" Burgos que Rosendo?
I, per damunt de tot, a eixe conjunt de bajanades no els dedicaria ni un segon si no fóra perquè han substituït la importància d'eixe esforç de què parlava. Perquè, quantes vegades s'ha parlat de les hores d'entrenament, per exemple, de Beckham? Ara bé, tots estem al cas de si es posa una nova arracada, si surt de nit, etc. I no ho dic perquè interesse el morbo, sinó que em dóna la impressió que el que es vol destacar és això. Recorde que una vegada vaig llegir les hores que feia Drazen Petrovic d'entrenament amb el seu equip i d'entrenament personal, i era impressionant. Ara bé, el que ha quedat (i no ha quedat perquè sí) del seu record és el seu caràcter, la suposada falta de respecte al rival, com reia quan aconseguia que l'equip amb qui s'enfrontava eixia derrotat de manera contundent. L'infantilisme que presideix determinada concepció de l'esport està imposant-se des de fa ja temps, i el que prima són els rècords, les floritures (conjuntament amb un xovinisme exacerbat que ja veurem on ens du). De vegades pense si tota la societat en què vivim no es mou sota els paràmetres d'un gran "Impacto TV", un modus vivendi-anecdotari en què els valors (els valors de l'esport, la superació, el joc net, la salut) han estat substituïts per criteris mercantilistes. Perquè el que hi ha darrere de la situació que descrivia del concurs de la NBA és un model de sabates esportives. El que hi ha darrere de la roba que du Nadal és la marca de roba que du Nadal.
Pot ser que no aconseguisques jugar el Roland Garros, ni als Boston Celtics de la NBA... però les nostres marques, sí que les pots dur.
El que em vaig plantejar temps després va ser el següent: per què va guanyar aquest jugador? Les jugades no eren massa diferents del'altre, l'esforç que posaven tots dos era semblant. A més, la veritat siga dita, el sortilegi de les sabates era ben poc efectiu, ja que arribava a la cistella sense dificultats, i dubte que el petit ajut de l'aire servira per a res (de fet, es veien imatges de partits en què Dee Brown botava a cistella amb esportives "normals" i el "tio" semblava un cangur, arribava on volia). Aleshores, què es premiava? No es premiava una altra cosa que l'anècdota, l'espectacle buit (ja que espectacle donaven tots dos, amb les seues jugades).
I quina conclusió vull treure de tot aquest rotllo? Senzillament, que fa temps que l'espectacle, la tramoia ha desplaçat allò essencial en algunes visions de l'esport. El que és important, o en la meua opinió hauria de ser-ho, és els fruits aconseguits amb l'esforç (o fins i tot el propi esforç, independentment dels fruits). Per què quan veig un partit, una competició esportiva... el que prima és eixe conjunt de coses poc importants, que haurien de formar part del màrqueting i no de la pròpia competició? Vull dir, és important que per a un partit Beckham estrene pentinat o tatuatge? És decisiu que Michael Jordan tregués la llengua quan entrava cap a la cistella (com a record de son pare, record que li quedà de veure'l quan tallava la gespa, observeu si conec detalls absurds tots publicats en premsa). Nadal jugaria pitjor si no fóra nebot de l'altre Nadal i no dugués una cinta al cap? Canta millor el "mono" Burgos que Rosendo?
I, per damunt de tot, a eixe conjunt de bajanades no els dedicaria ni un segon si no fóra perquè han substituït la importància d'eixe esforç de què parlava. Perquè, quantes vegades s'ha parlat de les hores d'entrenament, per exemple, de Beckham? Ara bé, tots estem al cas de si es posa una nova arracada, si surt de nit, etc. I no ho dic perquè interesse el morbo, sinó que em dóna la impressió que el que es vol destacar és això. Recorde que una vegada vaig llegir les hores que feia Drazen Petrovic d'entrenament amb el seu equip i d'entrenament personal, i era impressionant. Ara bé, el que ha quedat (i no ha quedat perquè sí) del seu record és el seu caràcter, la suposada falta de respecte al rival, com reia quan aconseguia que l'equip amb qui s'enfrontava eixia derrotat de manera contundent. L'infantilisme que presideix determinada concepció de l'esport està imposant-se des de fa ja temps, i el que prima són els rècords, les floritures (conjuntament amb un xovinisme exacerbat que ja veurem on ens du). De vegades pense si tota la societat en què vivim no es mou sota els paràmetres d'un gran "Impacto TV", un modus vivendi-anecdotari en què els valors (els valors de l'esport, la superació, el joc net, la salut) han estat substituïts per criteris mercantilistes. Perquè el que hi ha darrere de la situació que descrivia del concurs de la NBA és un model de sabates esportives. El que hi ha darrere de la roba que du Nadal és la marca de roba que du Nadal.
Pot ser que no aconseguisques jugar el Roland Garros, ni als Boston Celtics de la NBA... però les nostres marques, sí que les pots dur.
dimecres, de juny 21, 2006
El Codi da Vinci i Els versos satànics.
No, no tremoleu, si heu caigut en aquesta pàgina i llegiu el títol. No parlaré del llibre de Dan Brown. Només confesse que l'he llegit, que he reconegut l'herència (siguem benèvols) d'Eco i el seu Pèndol de Foucault, i que m'he entretingut l'estona que he passat llegint-lo. També confesse que el llegia recomanat per altres lectors, i que no m'he enfrontat (disculpeu, aquest llenguatge combatiu) a les seues pàgines esperant una Obra Magna. Ja sabia que era el que jo anomene "una novela de vaqueros", sense vaques, és clar. No era diferent de "Los pilares de la tierra"
I tot açò ho escric a partir de la següent reflexió: la literatura necessita sobreviure a partir d'aquestes anècdotes, d'aquestes polèmiques, o és que la literatura és una altra cosa?
Vull dir, cal per a fer lectors tota aquest esclat, tota aquesta pirotècnia al voltant d'un llibre?
Recorde que fa uns anys l'editorial Bromera intentà (sí, ja sé que ara se'n diu "assajà", amics, per a ser "in") un fenomen d'aquest tipus amb una novel·la del meu admirat Pasqual Alapont, amb l'enviament d'unes cartes a diverses persones que parlaven de la mort d'un dels personatges de la novel·la. En qualsevol cas, això no desmereixia el llibre, una proposta interessant en aquell moment.
Jo sempre conte als meus alumnes (els meus admirats alumnes, criatures dolcíssimes) la mateixa anècdota: vaig rebre un any a casa uns familiars pel mes d'abril. Venien des de Valladolid, i només arribar ja s'encabotaren a visitar la Fira del Llibre de València (aprofite per saludar a Glòria Mañas). No tindria res de particular si no fóra perquè jo no els coneixia cap proximitat a un llibre, ni que fóra de família. Efectivament, aquesta actitud era, si més no, sorprenent. Quan els vam preguntar per la qüestió, ens contestaren que volien comprar el llibre de Rushdie (Ahmed Salman Rushdie, diu googlecat.com), i llegir les pàgines en què es posava al Profeta com la fulla de l'enciam (les que generaren la fatua, la llei que demanava el seu cap). Aleshores vaig veure clar, com quan dorm. Però de seguida em sorgí una pregunta: açò és literatura?
Recorde també que algunes persones, davant de les quals he criticat el plumbi "Los pilares de la tierra", una altra novel·la de vaquers, l'han lloada dient que a partir de la seua lectura havien aprés molt sobre la construcció de les catedrals. Jo he callat perquè no m'havia adonat de la importància que per a eixes persones tenia el tema en qüestió, que havien trobat en Follet el bàlsam, la resposta a totes les preguntes que s'havien formulat fins eixe moment sobre aquest crucial tema. De fet jo mentre escric açò em sorprenc com ma mare (una santa, sense dubte Deu la tindrà al seu costat) em pugué alletar (per dir alguna cosa, la primera que em donà vida) sent llega en aquesta matèria.
En principi, el goig que proporciona la lectura d'aquest llibre als meus familiars és tan lícit com el que em proporcina a mi llegir qualsevol altre llibre, siga de Rushdie, siga de Kavafis, d'Alapont, o de Ferran Torrent. El dubte és si açò, si eixa bromera fa lectors. Vull dir, tinc claríssim que qui llija Kavafis, Torrent, sense dubte, a més del plaer estètic del moment, sentirà la voluntat de continuar llegint, d'aprofondir en eixa literatura, de conéixer la llengua millor per comprendre els girs que se li puguen haver escapat. Recorde amb delectació el moment en què vaig descobrir Quevedo, o Ausiàs March. Haguera donat tot el que tenia per copsar tota la riquesa que se m'oferia. I què dir del primer llibre que vaig llegir de Ferran Torrent? Recorde la sorpresa en veure que la llengua podia tibar-se d'eixa manera, amb la mestria que té l'autor de Gràcies per la propina. La llengua, la literatura pense que són això, deixant de banda totes les anècdotes de què parlava, com la fatua de Rushdie, l'afició de Torrent a fer paelles i al Llevant u.d. (d'altra banda, un gran equip), o el misteri real de da Vinci relatiu al suposat matrimoni de Jesús.
Recorde, parlant de tot açò, la frase "esguita, que alguna cosa quedarà". I efectivament, alguna cosa queda: el compte corrent de Dan Brown, no sé si el de Rushdie, etc. Heu vist que la vida (millor dit, el morbo de la seua vida) del Profeta interessa a molta gent que abans no interessava? És com en el meu poble, que a molta gent només li molesten les obres que es fan per la visita de Benet XVIé, però no les de la Copa Amèrica, o les que no saben per què pebrots es fan. Però seguim amb la qüestió. Té dret la gent a llegir els llibres que els done la gana, a comprar els llibres o pamflets que vulguen, a fer el que vulguen. Jo, personalment, preferisc llegir els llibres que em facen emocionar, viatjar, recordar o oblidar. I si són realitat o ficció, potser no importe. O potser importe tant com abans d'aparéixer eixos opuscles de difícil digestió.
En la meua opinió, ben poc.
I tot açò ho escric a partir de la següent reflexió: la literatura necessita sobreviure a partir d'aquestes anècdotes, d'aquestes polèmiques, o és que la literatura és una altra cosa?
Vull dir, cal per a fer lectors tota aquest esclat, tota aquesta pirotècnia al voltant d'un llibre?
Recorde que fa uns anys l'editorial Bromera intentà (sí, ja sé que ara se'n diu "assajà", amics, per a ser "in") un fenomen d'aquest tipus amb una novel·la del meu admirat Pasqual Alapont, amb l'enviament d'unes cartes a diverses persones que parlaven de la mort d'un dels personatges de la novel·la. En qualsevol cas, això no desmereixia el llibre, una proposta interessant en aquell moment.
Jo sempre conte als meus alumnes (els meus admirats alumnes, criatures dolcíssimes) la mateixa anècdota: vaig rebre un any a casa uns familiars pel mes d'abril. Venien des de Valladolid, i només arribar ja s'encabotaren a visitar la Fira del Llibre de València (aprofite per saludar a Glòria Mañas). No tindria res de particular si no fóra perquè jo no els coneixia cap proximitat a un llibre, ni que fóra de família. Efectivament, aquesta actitud era, si més no, sorprenent. Quan els vam preguntar per la qüestió, ens contestaren que volien comprar el llibre de Rushdie (Ahmed Salman Rushdie, diu googlecat.com), i llegir les pàgines en què es posava al Profeta com la fulla de l'enciam (les que generaren la fatua, la llei que demanava el seu cap). Aleshores vaig veure clar, com quan dorm. Però de seguida em sorgí una pregunta: açò és literatura?
Recorde també que algunes persones, davant de les quals he criticat el plumbi "Los pilares de la tierra", una altra novel·la de vaquers, l'han lloada dient que a partir de la seua lectura havien aprés molt sobre la construcció de les catedrals. Jo he callat perquè no m'havia adonat de la importància que per a eixes persones tenia el tema en qüestió, que havien trobat en Follet el bàlsam, la resposta a totes les preguntes que s'havien formulat fins eixe moment sobre aquest crucial tema. De fet jo mentre escric açò em sorprenc com ma mare (una santa, sense dubte Deu la tindrà al seu costat) em pugué alletar (per dir alguna cosa, la primera que em donà vida) sent llega en aquesta matèria.
En principi, el goig que proporciona la lectura d'aquest llibre als meus familiars és tan lícit com el que em proporcina a mi llegir qualsevol altre llibre, siga de Rushdie, siga de Kavafis, d'Alapont, o de Ferran Torrent. El dubte és si açò, si eixa bromera fa lectors. Vull dir, tinc claríssim que qui llija Kavafis, Torrent, sense dubte, a més del plaer estètic del moment, sentirà la voluntat de continuar llegint, d'aprofondir en eixa literatura, de conéixer la llengua millor per comprendre els girs que se li puguen haver escapat. Recorde amb delectació el moment en què vaig descobrir Quevedo, o Ausiàs March. Haguera donat tot el que tenia per copsar tota la riquesa que se m'oferia. I què dir del primer llibre que vaig llegir de Ferran Torrent? Recorde la sorpresa en veure que la llengua podia tibar-se d'eixa manera, amb la mestria que té l'autor de Gràcies per la propina. La llengua, la literatura pense que són això, deixant de banda totes les anècdotes de què parlava, com la fatua de Rushdie, l'afició de Torrent a fer paelles i al Llevant u.d. (d'altra banda, un gran equip), o el misteri real de da Vinci relatiu al suposat matrimoni de Jesús.
Recorde, parlant de tot açò, la frase "esguita, que alguna cosa quedarà". I efectivament, alguna cosa queda: el compte corrent de Dan Brown, no sé si el de Rushdie, etc. Heu vist que la vida (millor dit, el morbo de la seua vida) del Profeta interessa a molta gent que abans no interessava? És com en el meu poble, que a molta gent només li molesten les obres que es fan per la visita de Benet XVIé, però no les de la Copa Amèrica, o les que no saben per què pebrots es fan. Però seguim amb la qüestió. Té dret la gent a llegir els llibres que els done la gana, a comprar els llibres o pamflets que vulguen, a fer el que vulguen. Jo, personalment, preferisc llegir els llibres que em facen emocionar, viatjar, recordar o oblidar. I si són realitat o ficció, potser no importe. O potser importe tant com abans d'aparéixer eixos opuscles de difícil digestió.
En la meua opinió, ben poc.
dissabte, de juny 17, 2006
Setmana sense TV
Ahir reflexionava sobre la setmana sense televisió que em deia un alumne (Òscar Navarro, el meu amic i company) que s'havia fet darrerament a un país europeu, de la qual jo no havia sentit cap comentari. I no sé si darrerament tot em sembla malament, o tinc ganes de dur la contrària, però fins i tot eixa iniciativa em semblava negativa.
I algú que em llija es preguntarà per què. És dolent no veure la televisió una setmana? Jo us respondria que en termes generals, és tan dolent com veure-la, o fins i tot pitjor. Quina intenció té passar la setmana (o el dia, ja us dic que desconec els termes) sense la televisió? Tindre més ganes de veure-la, una vegada passada la setmaneta sabàtica? Incentivar la comunicació entre els telespectadors, ara sense excuses para iniciar una conversa? Adonar-se que vivim a un món sense comunicació? Que la gent compre el periòdic?
Però, què pretenc? Defendre el mitjà? Recorde haver sentit ma germana utilitzar l'expressió "caixa babaua" per a referir-s'hi. Jo, per la meua banda (i no sé si per moviment pendular de les generacions, o directament per oposar-me a tot), sempre he vist en l'aparell infinites possibilitats, i no totes dolentes. Perquè, quin motiu hi ha per culpar al mitjà? En principi, la televisió, com qualsevol instrument, és neutra, ni bona ni dolenta, com el ganivet, que serveix per a menjar però també per a altres usos pitjors. És la mà la que decideix. Depén sempre de l'ús que se li done.
Atenció, ací volem fer una anotació. L'instrument és neutre, però no volem caure en el relativisme tan de moda de fa alguna dècada dels que volem que tot siga discutible per a poder gitar-se amb la dona del veí. Hi ha accions bones i accions dolentes, usos bons i usos dolents, de manera intrínseca i universal. Indiscutiblement Hitler cometé crims contra la humanitat, i va fer accions dolentes. Per contra, tot el món hauria d'estar d'acord en què fer desaparèixer la fam al món seria una acció bona.
Arribats a aquest punt, és la televisió dolenta? No, en la meua opinió. Si s'admeten determinades observacions, naturalment. Per exemple, no em sembla adequat passar la vesprada veient la televisió, especialment si això substitueix la conversa entre els membres de la família. Sempre preferiré la conversa, entre la família o la comunitat, bàsicament per la proximitat i perquè això enriqueix -amb el diàleg, amb la possibilitat que et contesten- la comunicació. No em sembla adequat que un menor veja programes no aptes (digueu-me timorat, però no li trobe trellat a que una persona que està formant la seua capacitat per decidir es veja influït per alguns programes en què té més raó qui més crida i/o més insulta). Però, no és positiu que puga passar un temps acordat veient un programa del que puga aprendre algun ensenyament positiu? Una persona ha de parlar, ha de llegir, ha d'estudiar, ha de treballar, i, si ho estima oportú, ha de veure la televisió. Amb la televisió es pot aprendre, naturalment. Però de la mateixa manera que un llibre no pot substituir-la, tampoc ella pot canviar-se per aquell, ni tots dos pel contacte amb els teus, etc. Cada cosa en la seua justa mesura. Però primer treballem per construir un criteri per decidir què és bo i què és dolent, abans d'admetre que un altre ens diga el que ens convé, siga la televisió o siga el periòdic. Informació, informació i informació.
I algú que em llija es preguntarà per què. És dolent no veure la televisió una setmana? Jo us respondria que en termes generals, és tan dolent com veure-la, o fins i tot pitjor. Quina intenció té passar la setmana (o el dia, ja us dic que desconec els termes) sense la televisió? Tindre més ganes de veure-la, una vegada passada la setmaneta sabàtica? Incentivar la comunicació entre els telespectadors, ara sense excuses para iniciar una conversa? Adonar-se que vivim a un món sense comunicació? Que la gent compre el periòdic?
Però, què pretenc? Defendre el mitjà? Recorde haver sentit ma germana utilitzar l'expressió "caixa babaua" per a referir-s'hi. Jo, per la meua banda (i no sé si per moviment pendular de les generacions, o directament per oposar-me a tot), sempre he vist en l'aparell infinites possibilitats, i no totes dolentes. Perquè, quin motiu hi ha per culpar al mitjà? En principi, la televisió, com qualsevol instrument, és neutra, ni bona ni dolenta, com el ganivet, que serveix per a menjar però també per a altres usos pitjors. És la mà la que decideix. Depén sempre de l'ús que se li done.
Atenció, ací volem fer una anotació. L'instrument és neutre, però no volem caure en el relativisme tan de moda de fa alguna dècada dels que volem que tot siga discutible per a poder gitar-se amb la dona del veí. Hi ha accions bones i accions dolentes, usos bons i usos dolents, de manera intrínseca i universal. Indiscutiblement Hitler cometé crims contra la humanitat, i va fer accions dolentes. Per contra, tot el món hauria d'estar d'acord en què fer desaparèixer la fam al món seria una acció bona.
Arribats a aquest punt, és la televisió dolenta? No, en la meua opinió. Si s'admeten determinades observacions, naturalment. Per exemple, no em sembla adequat passar la vesprada veient la televisió, especialment si això substitueix la conversa entre els membres de la família. Sempre preferiré la conversa, entre la família o la comunitat, bàsicament per la proximitat i perquè això enriqueix -amb el diàleg, amb la possibilitat que et contesten- la comunicació. No em sembla adequat que un menor veja programes no aptes (digueu-me timorat, però no li trobe trellat a que una persona que està formant la seua capacitat per decidir es veja influït per alguns programes en què té més raó qui més crida i/o més insulta). Però, no és positiu que puga passar un temps acordat veient un programa del que puga aprendre algun ensenyament positiu? Una persona ha de parlar, ha de llegir, ha d'estudiar, ha de treballar, i, si ho estima oportú, ha de veure la televisió. Amb la televisió es pot aprendre, naturalment. Però de la mateixa manera que un llibre no pot substituir-la, tampoc ella pot canviar-se per aquell, ni tots dos pel contacte amb els teus, etc. Cada cosa en la seua justa mesura. Però primer treballem per construir un criteri per decidir què és bo i què és dolent, abans d'admetre que un altre ens diga el que ens convé, siga la televisió o siga el periòdic. Informació, informació i informació.
dijous, de juny 15, 2006
A por ellos!!!
Digueu-me, si us ve de grat, pusil·lànime. Malgrat això, jo persistisc a pensar el mateix. Penseu, si voleu, que li vull treure punta al que no la té. Tot i això, jo sostinc la meua opinió. I és que fa temps que pense que l'esport, o millor dit, la visió de l'esport que es dóna actualment, fa cert tuf a tot el que no hauria de ser. Perquè l'esport, amics meus, ha estat sempre superació, esforç, però des del respecte, des de la neta competència entre dos (o més) iguals. I fa temps que observe que eixe respecte, eixa competència, ha estat substituïda per un altre tipus d'ideals. O és que ningú opina amb mi que l'ús de determinades paraules clarament bèl·liques no deixen lloc, perquè no el poden deixar, a cap tipus de sana competició?
Aclarim primer de què estem parlant, a partir del que no estem parlant. Vull dir que ací no parlem de l'aparició del fenòmen del dopatge en molts dels àmbits de l'esport (no és això causa, és efecte del que estem parlant, i respon al desig d'enganyar, no és diferent de altres estafes). No, companys, no és això. Estem referint-nos al canvi que s'està produint, principalment als mitjans de comunicació, a l'hora de tractar els temes esportius. I és que algú recorda algun dels ideals amb què nasqué l'esport??? Què se n'ha fet, del "que guanye el millor"??? Contràriament, la imparcialitat que s'hauria de suposar quan es tracten les notícies de l'esport ha estat substituïda no ja per parcialitat, sinó fins i tot per una posició combativa, deliberadament ofensiva. No estem referint-nos al fet de descriure determinades accions dels esports amb termes com ara "atac", perquè entenem que s'utilitzen per oposició a "defensa". No, parlem de tota la "munició" amb que se'ns adoctrina per tal de considerar el contrari un enemic, no un competidor. A quina intenció respon, si no, paraules com ara "Armada espanyola", "fúria espanyola" (atenció, no vull obrir el debat del nacionalisme, però és simptomàtic), "a por ellos", "passar per damunt"? "Passar per damunt" vol dir una altra cosa que "trepitjar"? I realment volem que l'ideal de l'esport que han d'heretar els nostres fills siga el de "trepitjar l'enemic"?
Jo, vertaderament, no vull que el meu fill aprenga eixa visió. I preferiria educar-lo en el sentit que en l'esport, pot guanyar qualsevol dels dos (o més) persones o equips que juguen (jugar, millor que enfrontar-se). I voldria que quan veu les notícies sobre l'esport, gaudira de la visió de persones esforçades, competitives, respectuoses, "esportives". I que guanye Federer o Nadal, que això ja és una altra cosa. Entenc que determinats mitjans privats i alguns de públics (hi ha alguna cadena que sens dubte és la primera en aquesta "batalla") vulguen adornar les notícies amb la bijuteria de sempre, la de considerar que sempre és millor que guanyen "els nostres". Alguns, però, continuem preferint que guanye qui ho meresca. I que ho faça amb netedat, amb esforç, amb un cos sa en una ment sana. I batalles, i guerres, les de flors.
Aclarim primer de què estem parlant, a partir del que no estem parlant. Vull dir que ací no parlem de l'aparició del fenòmen del dopatge en molts dels àmbits de l'esport (no és això causa, és efecte del que estem parlant, i respon al desig d'enganyar, no és diferent de altres estafes). No, companys, no és això. Estem referint-nos al canvi que s'està produint, principalment als mitjans de comunicació, a l'hora de tractar els temes esportius. I és que algú recorda algun dels ideals amb què nasqué l'esport??? Què se n'ha fet, del "que guanye el millor"??? Contràriament, la imparcialitat que s'hauria de suposar quan es tracten les notícies de l'esport ha estat substituïda no ja per parcialitat, sinó fins i tot per una posició combativa, deliberadament ofensiva. No estem referint-nos al fet de descriure determinades accions dels esports amb termes com ara "atac", perquè entenem que s'utilitzen per oposició a "defensa". No, parlem de tota la "munició" amb que se'ns adoctrina per tal de considerar el contrari un enemic, no un competidor. A quina intenció respon, si no, paraules com ara "Armada espanyola", "fúria espanyola" (atenció, no vull obrir el debat del nacionalisme, però és simptomàtic), "a por ellos", "passar per damunt"? "Passar per damunt" vol dir una altra cosa que "trepitjar"? I realment volem que l'ideal de l'esport que han d'heretar els nostres fills siga el de "trepitjar l'enemic"?
Jo, vertaderament, no vull que el meu fill aprenga eixa visió. I preferiria educar-lo en el sentit que en l'esport, pot guanyar qualsevol dels dos (o més) persones o equips que juguen (jugar, millor que enfrontar-se). I voldria que quan veu les notícies sobre l'esport, gaudira de la visió de persones esforçades, competitives, respectuoses, "esportives". I que guanye Federer o Nadal, que això ja és una altra cosa. Entenc que determinats mitjans privats i alguns de públics (hi ha alguna cadena que sens dubte és la primera en aquesta "batalla") vulguen adornar les notícies amb la bijuteria de sempre, la de considerar que sempre és millor que guanyen "els nostres". Alguns, però, continuem preferint que guanye qui ho meresca. I que ho faça amb netedat, amb esforç, amb un cos sa en una ment sana. I batalles, i guerres, les de flors.
Publiciutat
He llegit al blog del meu amic i company Josep Manuel Mora "Leer y mirar" un article al voltant dels paisatges de la ciutat. Ecología y publicidad, aquest és el títol. A partir d'aquesta lectura m'han sorgit una sèrie de reflexions. Perquè, no és la publicitat actual contraposada al concepte de comunicació?
Vull dir, com a professor he d'ensenyar als meus alumnes els diversos tipus de textos, com ara l'expositiu, l'argumentatiu... Dins d'aquestos explique el llenguatge publicitari com una forma de comunicació. Però efectivament ho és? És la publicitat actual comunicació? Fa temps que pense que des del "busque, compare, i si troba alguna cosa millor, compre-la" hem perdut pel camí alguns dels elements. La publicitat ens demana que consumim, això és indubtable. El "compre!" no ha desaparegut. Ara bé, sent que el "Qué grande es ser joven" em demanava alguna cosa més que adquirir un producte a canvi d'uns diners. Em demanava canviar la meua actitud (dic la meua, com a individu que ara mateix escriu, però estic referint-me a la col·lectivitat). El que se'ns demana és un canvi de pensament (una alienació?). Pretén convéncer, com sempre la publicitat, però el que ataca (disculpeu que utilitze un llenguatge bèl·lic, només estic posant-me al nivell) no és només la nostra butxaca. En eixe sentit és comunicació, és llenguatge persuasiu, d'acord, però atenció! El fetitxe d'or amb què volem substituir el Messies ens demana un alt preu. Quan ens diu que siguem autèntics, frescos, joves, diferents, ens menteix. Perquè eixa individualitat que anuncia, eixa autenticitat que lloa, només és la que dóna ell (només som autèntics si fem el que voldrien que feren tots, consumir el seu perfum amb nom de cabdell). I una vegada ho som, (autèntics), i ho som tots, ja treuran un altre prefum per fer-nos més diferents. Però sobretot amb la butxaca i el cervell buit.
La publicitat pretén una perillosa massificació, una pérdua dels trets de l'individu en favor d'una simbologia, d'un fetitxisme imposat per les grans i per les petites multinacionals. La bastarda utilització del símbol d'Atenea (Victòria) em promet uns segons de singularitat, però és una particularitat postissa. Si bé ens fixem, què volen dir si no els termes "in" i "out"? Al cap i a la fi, no sóc més diferent si em negue a consumir un producte? No sóc més "similar" (és que la similitud en sí és dolenta, o el que és dolent és el borreguisme, la pressió uniformadora del capitalisme bestial?) com més em deixe dur per l'onada de la moda?
Vull dir, com a professor he d'ensenyar als meus alumnes els diversos tipus de textos, com ara l'expositiu, l'argumentatiu... Dins d'aquestos explique el llenguatge publicitari com una forma de comunicació. Però efectivament ho és? És la publicitat actual comunicació? Fa temps que pense que des del "busque, compare, i si troba alguna cosa millor, compre-la" hem perdut pel camí alguns dels elements. La publicitat ens demana que consumim, això és indubtable. El "compre!" no ha desaparegut. Ara bé, sent que el "Qué grande es ser joven" em demanava alguna cosa més que adquirir un producte a canvi d'uns diners. Em demanava canviar la meua actitud (dic la meua, com a individu que ara mateix escriu, però estic referint-me a la col·lectivitat). El que se'ns demana és un canvi de pensament (una alienació?). Pretén convéncer, com sempre la publicitat, però el que ataca (disculpeu que utilitze un llenguatge bèl·lic, només estic posant-me al nivell) no és només la nostra butxaca. En eixe sentit és comunicació, és llenguatge persuasiu, d'acord, però atenció! El fetitxe d'or amb què volem substituir el Messies ens demana un alt preu. Quan ens diu que siguem autèntics, frescos, joves, diferents, ens menteix. Perquè eixa individualitat que anuncia, eixa autenticitat que lloa, només és la que dóna ell (només som autèntics si fem el que voldrien que feren tots, consumir el seu perfum amb nom de cabdell). I una vegada ho som, (autèntics), i ho som tots, ja treuran un altre prefum per fer-nos més diferents. Però sobretot amb la butxaca i el cervell buit.
La publicitat pretén una perillosa massificació, una pérdua dels trets de l'individu en favor d'una simbologia, d'un fetitxisme imposat per les grans i per les petites multinacionals. La bastarda utilització del símbol d'Atenea (Victòria) em promet uns segons de singularitat, però és una particularitat postissa. Si bé ens fixem, què volen dir si no els termes "in" i "out"? Al cap i a la fi, no sóc més diferent si em negue a consumir un producte? No sóc més "similar" (és que la similitud en sí és dolenta, o el que és dolent és el borreguisme, la pressió uniformadora del capitalisme bestial?) com més em deixe dur per l'onada de la moda?
Subscriure's a:
Missatges (Atom)